El diario de la princesa (Leia), por Carrie Fisher


Sábado de descanso, tras una semana intensa de procesos de coaching, convenciones de Alta Dirección, asamblea del CEG, MasterClass de Fernando Trías de Bes, proyectos, propuestas y reuniones. Hoy asistiré a la presentación del Basket Talent Camp por Santiago Puebla en la Universidad Corporativa de Gas Natural Fenosa (Puente Nuevo, Ávila). El lunes celebramos el Día del Libro en la Talent Tower con actividades especiales, asistiré a la presentación de la D.O. Valdeorras en la Casa de Galicia con el actor y director Javier Veiga (estáis invitad@s) y a ‘El porqué de los populismos’, libro coordinado por Fran Carrillo, con su editor (y el mío) Roger Domingo. El martes, Congreso de DRHs en Guadalajara y de miércoles a viernes, reunión estratégica en Córdoba, para culminar este mes.
Ayer tarde estuve leyendo, antes y después del entrenamiento deportivo con Irma Valderrábano, la referencia en CuerpoMente, ‘El diario de la princesa’ de Carrie Fisher. Esta maravillosa actriz (1956-2016) releyó, 40 años después, el diario que había escrito durante el rodaje de ‘La Guerra de las Galaxias’ (ella escribía desde los 12 y necesitaba contarse a sí misma su romance con Harrison Ford) y tuvo la generosidad de compartirlos con sus lectores antes de morir. Gracias, Carrie.
Hija de grandes celebridades (Debbie Reynolds: ‘Cantando bajo la lluvia’ y el cantante Eddie Fisher, que dejó a la madre de Carrie para casarse con Elizabeth Taylor), había actuado en ‘Champú’ con Warren Beatty. Con 19 años, participó en el casting de ‘La Guerra de las Galaxias’. Corría el año 1976 (el de la muerte de Mao y la presidencia de Jimmy Carter) y se convirtió para siempre en la princesa Leia Organa, con ese peinado tan peculiar que llama cariñosamente “los auriculares peludos”.
Rodaron en Inglaterra (Carrie Fisher estaba estudiando en el Central School of Arts and Drama de Londres desde los 17, la alumna más joven de la escuela) y se enamoraron perdidamente: “Carrisson”. Harrison Ford tenía 14 años más que ella, estaba casado (la relación no estaba funcionando) y pasaron juntos muchos fines de semana.
Carrie Fisher admiraba muchísimo a Harrison Ford: “La primera vez que le vi, sentado en la cantina del plató, pensé: Este tío será una estrella. No sólo una celebridad: una estrella de cine. Parecía un icono, como Humphrey Bogart o Spencer Tracy. Lo rodeaba una suerte de energía épica, como una multitud invisible.”  Y añade de ese “rostro atemporal”: “Por haberme criado en el mundo del espectáculo, sabía que hay estrellas y ESTRELLAS. Había celebridades, presentadores de programas de entrevistas, imágenes de marca… y después, estrellas de cine: personas con agentes y administradores y publicistas y asistentes y guardaespaldas, que reciben toneladas de cartas de admiradores, podían obtener financiación para una película y que no dejaban de aparecer en las portadas de las revistas.” Harrison (Han Solo, Indiana Jones) pertenecía a esa “variedad épica de superestrella”.
Estuvieron juntos en el 32º cumpleaños de George Lucas, tontearon en el asiento trasero de un coche y se fueron a casa de Carrie. “Nos convertimos en dos rostros con cuatro ojos y una sola boca”.
Según la autora, durante el rodaje, ella fue la prioridad nº 15 de Harrison, “mientras que él figuraba en el número uno de la mía”. Ella le imitó, él se reía y “casi cuarenta años después, aún lo considero uno de los momentos más importantes de mi vida”. Así son las vivencias más importantes, inolvidables. Pero “él no estaba en este planeta para que yo le provocara ataques de risa”.
“Poco a poco nos enamoramos más profundamente (…) Al conocerme, supo que era la persona con la que quería pasar el resto de su vida, tanto pública como privada. Que era su alma gemela y lo comprendía de un modo que él nunca había creído posible”. ¿Entonces? “Sólo décadas más tarde se me ocurrió pensar que tal vez lo que perturbó a Harrison fue la posibilidad de que después tuviera que cargar con algo parecido a la responsabilidad, que de algún modo sentía que había recibido un regalo indeseado e inesperado”. Quedó en un trimestre de aventura llamado “Carrison”.
De Carrie, Harrison Ford decía que tenía “los ojos de una cierva y las pelotas de un samurái”. Una mártir con mucha labia. En el diario, ella escribió sobre HF: “Quizá su rasgo más atractivo sea lo inevitable de su huida”. “Quisiera que me amaras más para que yo pudiera amarte menos. –Yo no”. “Nadie más que yo puede rescatarme. Ahora soy la única capaz de hacerlo. Pero no sé cómo ayudarme.”
“Gracias por los buenos momentos. Gracias por ser tan generoso con todo lo que te has reservado. Gracias por ser un traidor, la espina clavada, el dolor en el culo, el cuchillo clavado en mi espalda, gracias por hacerme una jugarreta y ser la mosca en la sopa. Mi corazón de Aquiles. Atrapada sin ancla en medio de un remolino, relajándome y hundiéndome tranquilamente por una de las numerosas últimas veces”.
“No me ofrezcas amor
Busco indiferencia y rechazo
La ternura me pone la piel de gallina
La comprensión es abominable
Cuando me ofreces dicha
Ofreces demasiada
Mi ideal es un anhelo prolongado
Por alguien a quien no alcanzo a tocar del todo”.
“Siempre me siento decepcionada cuando alguien me ama: ¿hasta qué punto es perfecto si se deja engañar por mí?” “Ojalá pudiera marcharme a alguna parte; el único problema es que yo también tendría que ir”.
Con el tiempo, Carrie Fisher llegó a “conocerlo mejor y de un modo distinto”. Un hombre sumamente ingenioso que parece sentirse más cómodo con los demás. “Tal vez yo lo ponía nervioso (…) tal vez se trataba de nuestra mutua gestalt, o que yo lo exasperaba… Supongo que fue un poco de todo.” “Mi aventura fue un larguísimo episodio de una sola noche”. “Para la mayoría de nosotros, el hogar supone un entorno que desanima a cometer cualquier tontería”.
En el último viaje a Nueva York con Zoe, tuve la oportunidad de ver en TV el monólogo de Carrie Fisher (y de esa formidable experiencia hablé en este Blog). Disney le ha hecho un homenaje en forma de vídeo: www.youtube.com/watch?v=sE99le5FBrY
Hoy la banda sonora no puede ser otra que el ‘Tema de Amor’ de Han Solo y la Princesa Leia en ‘El imperio contraataca’ (episodio V de Star Wars): www.youtube.com/watch?v=1Hg-sWWmIVY