De nuevo
en Sevilla, en sesión doble. Por la mañana, hablando durante 45’ a l@s alumn@s
y profesores/as de la Universidad de Loyola sobre ‘Liderazgo Innovador: claves
y obstáculos’. Por la tarde, asistiendo a la inauguración del ‘Espacio del
Talento’ en la misma Universidad, con el equipo del Human Age Institute (su
presidente, su directora, etc) y el mentor de Creatividad e Innovación Fernando
Trías de Bes, moderando una mesa redonda con empresas de Andalucía sobre
Educación y Desarrollo del Talento. Pocas cosas tan importantes como la
Empleabilidad. Mañana te contaré ambas experiencias, que me resultan
apasionantes.
He
aprovechado el AVE de las 8 de la mañana a la capital hispalense para pulir un
artículo sobre el Liderazgo de Castro (y sobre todo, cómo le tratará la
historia, si le absolverá o no; el legado de Fidel) y escribir otro sobre
Liderazgo Innovador, ambos para publicaciones especializadas. El lanzamiento de
‘Liderazgo Innovador para Dummies’, que afortunadamente está tan presente en
las principales librerías, está provocando que distintos medios se interesen
por el tema. Gracias a nuestro departamento de comunicación, a Gemma, Sira y la
buena gente de Planeta por estas iniciativas. Y a quienes lo habéis leído, que
nos habéis transmitido unas críticas magníficas.
Creo que
el Liderazgo está sometido en estos momentos a una doble paradoja: del tiempo y
del espacio. De un lado, a lo largo de la Historia hemos contado con verdaderos
líderes que nos han enseñado mucho (de varios de ellos hablamos en las primeras
páginas de ‘Liderazgo Innovador para Dummies’), a los que admiramos (no existe
la “envidia sana”; es admiración), que nos iluminan, cuyo ejemplo nos inspira.
De otro, el Liderazgo como Ciencia (en realidad es Ciencia, Arte y Ética) es
bastante reciente, desde que Warren Bennis (1925-2014) escribiera el primer
artículo sobre el tema en 1961en la Harvard Business Review: ‘Una teoría
revisionista del Liderazgo’. Desde entonces, hemos conocido el Liderazgo
visionario (del propio Bennis y su colega Burt Nanus), el Liderazgo situacional
(de Ken Blanchard y Paul Hersey), el Liderazgo transformador (del historiador
James McGregor Burns), el Liderazgo resonante (basado en la Inteligencia
Emocional, de Daniel Goleman, Richard Boyatzis y Annie McKee) y el Líder-coach,
con excelentes ejemplos en el mundo del deporte.
Lo último
de lo último, el Liderazgo Innovador, está basado en la NeuroCiencia: es el
NeuroLiderazgo, con modelos como SCARF de David Rock y el modelo i4 de Silvia
Damiano: líderes inspiradores/as, integradores/as, imaginativ@ss e intuitiv@s.
El/la líder como “coach de carrera” (LC2). O gestionamos nuestras carreras
profesionales o nuestro entorno se resiente.
El otro
“eje de confusión” es el del contraste entre la importancia (creciente,
exponencial) del Liderazgo y su escasez. Poco espacio real para algo
determinante.
De una
parte, el Liderazgo resulta esencial para el desarrollo del talento (un
ultra-paretiano 90%), para la atracción (81%), para la fidelización (70%), el
engagement (70%) y el clima laboral (70%), para la rentabilidad de la empresa
(28%) y su volumen de negocio (19%). El Liderazgo impacta en las organizaciones
como ninguna otra variable, porque lo que marca la diferencia en las compañías
(la innovación, la calidad de servicio, el trabajo en equipo) depende no de la
obediencia (“alegría y fe en el mando”) sino precisamente de la relación entre
líderes y seguidores. De ahí su eficacia.
Y de otra,
el Liderazgo es escaso porque depende de tres E: Estrategia, Equipo y Energía
(marcar la pauta, hacer equipo, infundir energía) y la mayor parte de los
dirigentes, en la política pero también en las empresas insulsas, hacen
precisamente lo contrario. Sólo el Liderazgo deja Marca. En lugar de generar un
proyecto sanamente ambicioso, ilusionante, retador, con el que “fluir” elevando
nuestras capacidades a través del compromiso, los “no-líderes” se dejan llevar
por la rutina, lo malo conocido, el “más de lo mismo”; en lugar de construir un
equipo de alto rendimiento, se abandonan a los silos y las luchas internas que
tanta fricción y ruido provocan; en lugar de ser ejemplo de optimismo
inteligente, de entusiasmo, de pasión, de alegría, se muestran grises,
aburridos, cansados, aburridos, cuando no tóxicos. “Be the change/ you want to
see” (Sé el cambio que quieras ver), Mahatma Gandhi. El Liderazgo, ya sabes, se
forja. Nadie nace líder; todo el mundo puede serlo… si quiere. Libertad y
Voluntad, el binomio mágico.
Mi
gratitud a l@s auténtic@s líderes (tengo el rarísimo privilegio de conocer a
much@s en la economía española), que son l@s que tiran del carro. En Sevilla
hoy, modestamente, les he querido rendir un tributo junto a la Giralda.