Hemos
aprendido juntos sobre ‘Talentismo para Emprendedores’, en esta nueva era en la
que el Talento es más escaso y más valioso que el Capital. Los emprendedores,
más allá de “la idea genial”, el business plan y la subvención, deben atender
a:
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Lo
que les gusta. La vocación, disfrute, pasión… que es lo que marca la
diferencia. Mi definición de emprendedor/a (por cuenta propia o ajena) es
“persona enganchada a un proyecto vital”. Emprender es sentirse pres@ de algo
que merece la pena.
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Los
valores, que son la clave para que la empresa sobreviva, máxime cuando la
esperanza de vida media de las compañías es de 12 años.
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La
humildad, que no es minusvalorarte ni depreciarte, sino aprender
constantemente. Es la ley de Revans: la supervivencia de todo organismo depende
de que su tasa de cambio sea igual o mayor a la del entorno.
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El
concepto (“si no puedes explicar tu posición en 8 palabras, es que no tienes posición”,
Seth Godin), desde la generosidad, sin caer en el exceso (la prodigalidad).
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El
modelo: en palabras de Fernando Trías de Bes, “no es tanto la idea, sino la
forma de la idea”. Debemos concebir –y ejecutar- estrategia de “Océano Azul”,
para ser percibidos como únicos, como diferentes, al estilo del Circo del Sol.
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El
talento, como combinación de capacidad (aptitud + actitud), compromiso y
contexto (encaje cultural). Hemos de poner en valor lo que sabemos, queremos y
podemos hacer.
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El
equipo. La unidad mínima de liderazgo es el tándem y el ideal es un quinteto.
Los emprendimientos están en alto riesgo de extinción si no lo forman al menos
50 personas.
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La
innovación como “captura de valor”, haciendo de la experiencia del cliente una
“obra de arte” que le conmueva.
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El
desarrollo constante, en “beta permanente”. Ya sabes que “el talento que no se
aprecia, se deprecia”.
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La
felicidad, que en un 40% es voluntaria (Sonja Lyubomirsky). Somos arquitect@s
de nuestra felicidad, desde la gratitud a los objetivos, los valores, el
ejercicio físico y mental, pasando por el optimismo inteligente, el perdón, el
saboreo, la resiliencia, la fluidez, la amabilidad, las relaciones sociales o
evitar el dar demasiadas vueltas a las cosas.
Me
habría encantado quedarme a la “comida de navidad” de la querida tribu de
Pensamiento Positivo en Barcelona, pero me aguardaba el AVE de las 3 de la
tarde hacia Madrid. Después de tres días seguidos en la Ciudad Condal (además
del martes, con el IL3 de la Universitat de Barcelona), tocaba volver a casa.
En
el tren he disfrutado enormemente de un breve ensayo, de apenas 77 páginas, de
Pietro Citati (Florencia, 1930) sobre la figura de Alejandro Magno. Suelo
repetir que Aristóteles de Estagira es mi coach favorito. Lo fue, con sus
discípulos Teofrasto y Calístenes, de Alejandro desde el 343 a. C. (el futuro
emperador tenía 13 años). Filipo de Macedonia asignó al filósofo y a su pupilo
el santuario de las Ninfas, cerca de Mieza. En el verano del 336 a.C. Filipo
murió asesinado por uno de sus oficiales, Pausanias, y el ejército proclamó
nuevo rey a Alejandro. En los 13 años siguientes, conquistó el 90% de las
tierras conocidas, hasta que murió, a los 32 años, probablemente por la
malaria. El Magno puso en práctica como nadie la “areté”, el potencial
aristotélico. El pilar del humanismo: “Ama, no lo que eres, sino aquello en lo
que te puedes llegar a convertir”.
Me
ha gustado especialmente del libro de Pietro Citati que Alejandro se consagró a
cuatro modelos: un héroe, Aquiles (el guerrero), porque era ejemplo e iba a la
cabeza de las tropas (cultivaba la amistad desinteresada); un semidiós,
Hércules, del que aprendió la templanza; un dios, Dioniso, con quien compartió
ser una “vagabundo” cuyo verdadero palacio es una tienda; y el emperador Ciro
el Grande, fundador del Imperio Persa (no veía súbditos ni enemigos, sino
personas con los mismos derechos). Modelos impresionantes. Muy probablemente lo
que aprendió Alejandro de Aristóteles es cómo los aplicó con impecable
ejecución. En palabras de Citati, “si debía conducir a las tropas al asedio de
una ciudad era Aquiles; Hércules, si debía dar ejemplo de templanza; Dioniso
cuando atravesaba la India; y Ciro, cuando dirigía las tropas de un imperio
universal. Alternaba el entusiasmo y la frialdad, la temeridad y la prudencia,
la velocidad y la lentitud, el desenfreno y la moderación, la crueldad y la
compasión, la arrogancia y la benevolencia, el impulso hacia el infinito y la
atención por los más pequeños detalles”. La areté, el término medio… yendo de extremo
a extremo. Esto le hizo excepcional.
Por
lo demás, destaco de la prensa de hoy el artículo de John Carlin ‘La vieja
España contra la nueva’. El autor del imprescindible ‘El factor humano’ se ha
pegado 2.000 kms. En cuatro mítines (lunes en Ávila con Ciudadanos, martes con
el PSOE en Badajoz, miércoles con Podemos en Valladolid y jueves con el PP en
Barcelona). Ninguno de los líderes es, desgraciadamente, Nelson Mandela. El
autor destaca que “el lenguaje corporal de Rivera no tiene la misma convicción que
sus palabras”, “Felipe González habla como si estuviera ante un grupo de
amigos”, “los animadores de Podemos crean un ambiente ferviente, moral y
futbolero”, “(Rajoy resalta) el éxito de su gestión durante los últimos cuatro
años, recitaría una estadística económica tras otra en un admirable ejercicio
de memoria”. Desde el concepto, Carlin concluye: “Rajoy representa una idea
conservadora de una vieja España; el PSOE, una idea más progresista de la
misma. La nueva España que promete Ciudadanos se construiría con reformas
pragmáticas, la que pinta Podemos promete una vida feliz basada en un principio
moral de igualdad. Muy pronto sabremos con quién van los corazones y las
cabezas de los españoles”. Mañana, sin ir más lejos.
Manuel
Castells opina en La Vanguardia sobre los ‘Ecos del 15-M’: “Los nuevos anhelos
que despertó el 15-M se expresaron en las europeas del 2014, en las municipales
y autonómicas de mayo, y volverán a hacerlo mañana”.
Y
en la revista S-Moda, EXTRAVAGANCIA. El exceso triunfa en el logo, la estética,
el branding y la personalidad. En la “sociedad del espectáculo”, destacan
naturalmente los “outliers”, quienes se salen de lo convencional.
Mi
gratitud a Ingrid, a los participantes en el Master para Emprendedores y por
supuesto a Sergio Fernández. Contad conmigo siempre que haga falta. Creo en la
honestidad del carácter emprendedor/intraemprendedor, no en que la
Administración traslade desempleados a autónomos para reducir la cifra del
paro.