En este caso, Fernando Trías de Bes,
mentor del área de Creatividad e Innovación del Human Age Institute y premio
Espasq 2015 por ‘El libro prohibido de la Economía’ (3ª ed.), nos ha hablado
durante 45’ sobre ‘La llave del intra-innovador’. He tenido el honor de
presentarle a l@s compañer@s del Grupo. Como sabes, Fernando es economista y
MBA por ESADE y la Universidad de Michigan (discípulo predilecto de Phillip
Kotler), experto en marketing (es profesor y tiene su empresa desde
asesoramiento desde 1994) y emprendedores, autor del best-seller ‘La buena
suerte’ (2004) con Álex Rovira y gran escritor, combina la ficción novelada
(‘Palabras bajo el mar’, ‘El coleccionista de sonidos’, ‘Tinta’, ‘Mil millones
de mejillones’) con el ensayo (‘El libro negro del emprendedor’, ‘Innovar para
ganar’, ‘El hombre que cambió su casa por un tulipán y el mencionado ‘Libro
prohibido de la Economía). Fernando Trías de Bes ha utilizado el
famoso chiste del borracho que busca la llave de su casa, no donde la ha
perdido, sino donde hay más luz (bajo una farola) para detallar los distintos
aspectos que favorecen la Innovación en las organizaciones. Entendiendo la
creatividad como una capacidad humana y la innovación como captura del valor,
nos ha hablado de salir de la zona de confort, de darnos permiso para cometer
errores, de dar pequeños saltos (“innovador es todo lo que es nuevo y útil”),
de dedicar tiempo y esfuerzo a aplicar técnicas como la analogía.
Me gusta la entrevista que en su día le hizo
‘Energía creadora’, que es la siguiente:
“- La
innovación –dice Daniel Innerarity, un visitante de esta revista- en términos
de conocimiento se ha convertido en la principal fuente de valor económico y de
poder social; el modo como se regula ese saber es el mejor indicador del
carácter civilizado de una sociedad y de sus instituciones. El gobierno del
saber se refiere a las decisiones colectivas que debemos adoptar en relación
con conocimientos e invenciones técnicas cuyas funciones y consecuencias
sociales son controvertidas. En vuestro libro corroboráis esta afirmación, pero
añadís que no tenemos una teoría completa sobre la innovación, paralela a la que
Taylor hizo sobre la producción. ¿No te parece que se está abusando del término
“innovación”, que está a punto de hacerse inservible por usarlo sin precisión y
sin contenido?
Respuesta.- Son dos preguntas distintas. La primera, si se
está abusando del término, y la segunda, si está a punto de hacerse inservible
por ese mal uso. Contesto por separado. Yo creo que el término innovación se
está utilizando mucho ahora para dar respuesta a una apremiante necesidad
provocada por la crisis económica. Esta crisis ha convertido en obsoletos
muchos planteamientos, modelos de negocio y estrategias empresariales. Los
empresarios y directivos se percatan de que sus fórmulas usuales no van a
servir y que el inmovilismo los pone en un riesgo enorme: el de no aguantar la
duración y/o crudeza de la crisis. La salida es una revisión total o parcial de
actividades. Por eso dicen: “debemos innovar”. Pero el problema es que no
saben en qué. ¿Cuál es el foco? ¿El producto? ¿La cadena de valor? ¿El
modelo de negocio? ¿Las relaciones laborales? ¿La arquitectura
empresarial?
Decir “debemos innovar”, sin más es como decir: “debemos cambiar”.
Expresa un deseo, pero no establece una dirección. No sé si es abuso, mal uso o
una combinación de ambas.
Respecto a la segunda pregunta, pienso que no va
a hacerse inservible porque es imprescindible. Lo que sí puede pasar, y
ahí hay un riesgo, es que algunos directivos queden decepcionados de lo que la
innovación les puede brindar. Pero eso pasa en muchas disciplinas. También con
el marketing, en los años 60, era la panacea de toda empresa bajo una visión
industrial y con miopía de producto, utilizando la analogía de Theodore Levitt.
Contrataban a un especialista en marketing o a una agencia pensando que con eso
estaba todo resuelto. Hubo mucha frustración, pero el marketing salió airoso
porque era necesario, tenía sentido y estaba bien planteado. Creo que con la
innovación pasará algo similar.
Decir “debemos innovar”, sin más es como decir:
“debemos cambiar”
P.- La innovación puede gestionarse. Sin embargo,
en principio, la innovación tiene un aire de imprevisibilidad, de
excepcionalidad. ¿Se puede gestionar la innovación?¿Se puede aprender a
innovar?
R.- Debemos distinguir
entre creatividad e innovación. La creatividad sí que brinda resultados imprevisibles
o excepcionales. La innovación es la creatividad aplicada, en este caso,
al campo empresarial. Por lo que es factible controlar y gestionar cuánta
innovación queremos y de qué tipo. Para explicarlo de manera simple: fruto de
un proceso creativo pueden salir ideas muy disruptivas, de alto riesgo e
inversión y otras ideas menos transgresoras, de menos riesgo e inversión. Ese
resultado del proceso creativo es imprevisible. Pero ahora llega el momento de
decidir. ¿En qué quiero innovar? Si escojo implementar sólo una idea y además
conservadora, he limitado el riesgo. También las posibilidades de un gran
éxito, de acuerdo, pero lo que quiero recalcar es que uno puede gestionar esa
imprevisibilidad propia de los procesos creativos. No hay que temer a la
creatividad si hay buena gestión de la innovación: organización en cómo se
canalizan, evalúan y ejecutan esas ideas.
Respecto a la otra pregunta: claro
que se puede aprender a innovar. La innovación no es chispa genial
caprichosa y azarosa. Es duro trabajo, horas de dedicación, recursos,
exploración, etc. Es puro método y, como cualquier método, puede aprenderse.
P.- Me ha llamado la atención que en vuestro
modelo las fases del proceso de innovación han sido sustituidas por seis roles.
¿Cuáles son esos roles y cuál es la ventaja de sustituir el concepto de “fase”
por el de “rol”?
R.- A de Activador,
pone en marcha los procesos de innovación. B de Buscador, el
especialista en proveer de información a la organización en cualquier fase del
proceso. C de Creador, los que tienen ideas. D de
Desarrollador, los que inventan, los que concretan las ideas en algo
accionable, sean productos, servicios, procesos o modelos de negocio. E de
Ejecutor, los que implementan. F de Facilitador, los que
instrumentalizan, financian y hacen avanzar el proceso.
Al sustituir roles por
etapas, dejamos que sea la interacción natural entre estos roles la que
configure el proceso. Esto es preferible porque cada proceso de innovación
es independiente y necesita fases, tempos y etapas distintas, según la
naturaleza del proyecto, los recursos y el sector de actividad.
P.- A todas las empresas les gustaría convertirse
en “empresas innovadoras”, en “empresas que aprenden”, en “empresas que
producen conocimiento”, en una palabra, querrían implantar una cultura de la
innovación. ¿Por dónde hay que comenzar?¿Es un proceso de arriba abajo o de
abajo arriba?
R.- Es un proceso que ha
de emanar de la dirección porque se precisa el compromiso de la gerencia. Pero
quiero aclarar que instaurar una cultura de la innovación no lo es todo. Se ha
puesto de moda imitar la cultura de empresas como Apple o Google, por citar
algunos ejemplos. Y se piensa que implantando esa cultura se conseguirá
innovación. No es cierto. Además de la cultura, hay otros elementos sin los que
cuales no se producirá innovación: Planificación de la Innovación, Procesos de
Innovación, Medición de Resultados y Sistema de Recompensas. Todos se alimentan
mutuamente y todos son necesarios.
Se ha puesto de moda imitar la cultura de
empresas como Apple o Google, por citar algunos ejemplos. Y se piensa que
implantando esa cultura se conseguirá innovación y no es cierto.
P.- Ahora unas preguntas extraordinariamente
interesantes para nosotros, los educadores. Necesitamos tener escuelas
innovadoras y que eduquen para la innovación. ¿Podríamos aplicar los principios
del modelo A-F?
R.- Al tratarse de roles,
creo que también serían aplicables a la enseñanza, si bien debería
declinarse o adaptar las técnicas, funciones y herramientas de cada uno de
ellos. En nuestro libro, describimos esos roles en el campo empresarial. Se
abre la posibilidad de desarrollar el contenido y herramientas de esos roles en
el ámbito educativo. Me parece una posibilidad interesante y estimulante.
P.- Imagínate que tuvieras que diseñar la
“Gestión del cambio” en el sistema educativo. ¿Por dónde empezarías? ¿Por la
Administración? ¿Por la dirección de los Centros? ¿Por el profesorado? ¿Por los
formadores del profesorado?
R.-
Creo que se precisa a todos ellos. E incluyo a los padres. No tiene
sentido una gestión del cambio sin un compromiso real de llevar a cabo con
todas sus consecuencias lo que surja de ese proceso. Obtenido ese compromiso,
pienso que deberían primero establecerse unos objetivos muy claros: ¿qué
queremos que cambie del sistema educativo? Eso obliga a una revisión de lo que
no funciona, lo que no motiva, lo obsoleto. Si hay un consenso entre estos
actores respecto a lo que debemos lograr y hay determinación en conseguirlo, la
gestión del cambio habrá empezado.
La gestión del cambio en el sistema
educativo es el típico caso en que no se produce cambio por ausencia de
diagnóstico y de objetivos concretos y accionables. Es algo habitual en organizaciones
grandes, tradicionales y reacias al cambio. En tales casos, no tiene sentido
poner un duro en innovación sin haber convencido a los actores clave de la
necesidad de innovar y los objetivos a lograr.
En otras palabras, en el
sistema educativo no faltan Buscadores ni Creadores ni Desarrolladores ni
Ejecutores. Falta un Activador.”
Dos recomendaciones para estas Navidades 2015. El
libro ‘Estado Islámico’ de nuestro querido Javier Martín, que está en lo alto
de los más vendidos de no ficción, y la película ‘Profes: La buena educación’ (Fundación
Trilema). Se estrenó ayer jueves 17 en el Palau de la Música de Valencia. “Un buen profesor puede cambiar la vida de los
niños”. PROFES nace con el objetivo de transmitir que la clave de un
buen sistema educativo reside en tener buenos maestros y profesores. Así, el
mensaje central del documental se centra en las cualidades del buen maestro, y
en cómo su calidad, excelencia y equidad educativa marca una verdadera
diferencia en la vida de los niños. Por ello, la cultura, el contexto económico
y social, los recursos o la raza pasan a un segundo plano; y podemos encontrar
buenos profesores en cualquier lugar del mundo. Siguiendo esta línea
argumental, el rodaje se realiza en diversos centros educativos ubicados
en localizaciones muy dispares, Guinea Ecuatorial, Reino Unido y España.
El documental ofrece un mensaje positivo centrado
en las claves del cambio educativo y en que éste es posible si se refuerzan las
cosas que se están haciendo bien. La importancia de humanizar la educación, de
la integración, de proteger la multiculturalidad, la educación en valores
éticos, y de promover la calidad personal y la felicidad de los alumnos y sus
entornos, también son aspectos fundamentales que se tratan en el proyecto
cinematográfico.
PROFES defiende que la transformación de las
aulas depende en gran medida de cómo incrementamos el grado y la profundidad de
la reflexión de los profesores sobre cuál es la mejor manera de ayudar a sus
alumnos a aprender. Para ello, es necesario invertir en la calidad de los
docentes, como viene haciendo Trilema desde hace más de 15 años.