He estado leyendo ‘Star Wars. Filosofía
rebelde para una saga de culto’, de Carl Silvio y Tony M. Vinci. Ocho capítulos
sobre:
-
La
caída de la rebelión (Tony M. Vinci)
-
El
capitalismo global (Carl Silvio)
-
Que
la fuerza te acompañe (Christopher Deis)
-
Seducidos
por el lado oscuro de la fuerza (Verónica Wilson)
-
Kill
Binks. Por qué el mundo odió a su primer actor digital (Dan North)
-
El
sable láser de tu padre (Kevin Wermore)
-
El
feminismo y la fuerza (Diana Domínguez)
-
Star
Wars y las grandes religiones orientales (Julien Fielding)
¿Es una saga –mitología- progresista o
conservadora, que defiende el capitalismo o que lo ataca, que propugna la
diversidad o a los WASP, que defiende el feminismo o lo ataca, que simplemente
trata de entretener o que da sentido a la luz y al lado oscuro? Creo que en
Star Wars cada persona puede encontrar lo que está buscando.
Respecto a las elecciones, mientras escribo estas
líneas solo tenemos encuestas de pie de urna. 1’5 M de nuev@s votantes. En
cualquier caso, el fin del bipartidismo.
En El Mundo, un artículo con un titular muy
sugerente: ‘Las claves para ser un buen líder’. Lástima que la promesa quede en
agua de borrajas. Beatriz Portalatín cita a Jan-Emmanuel De Neve: “La idea de
que el liderazgo es una habilidad adquirida sigue siendo cierta, pero también se
ha demostrado que existe un componente genético”.
Y dale con buscar (en Star Wars y en la política)
el ADN, la genética. ¡Qué cómodo es pensar que a un@ la naturaleza no le ha
dado la opción de ser líder, de liderar un proyecto, en equipo, una sociedad!
Sabemos fehacientemente que el Liderazgo no tiene nada de genético, que no “se
nace” líder. Y tampoco un@ “se hace” si no quiere. El liderazgo, como talento
que es (un talento de autoridad moral, de influencia, de inspiración, de
resultados de equipo), se cultiva. El liderazgo se forja.
Me temo que ese 40% de indecisos (creciente a
medida que la campaña avanzaba) es consecuencia de un gestor que no ha
sabido/podido/querido explicar sus éxitos, de la oposición de un joven
atractivo que no influye en su partido, de un “colega” enérgico con discurso utópico
y de un emergente con discurso más racional (sereno) que emocional
(ilusionante).
Tenemos cuatro años (o menos) para que el
bipartidismo, tan tradicional en la historia de España, de paso al
multipartidismo. De imponer a pactar. De quejarse a mojarse. Me siento
optimista en un entorno tan cambiante.
Que la fuerza nos acompañe. Feliz navidad.