Lluvioso domingo en el que, en la Academia AR10
Soccer Talent, hemos escuchado una conferencia de Jacobo Paragés. Jacobo es un
empresario al que admiro, con más de un cuarto de siglo en el marketing y la
comunicación. A sus 28 años, hace un par de décadas, le diagnosticaron
Espondilitis Anquilosante. Después de un partido de fútbol, empezó a sentir
dolores por la espalda, el cuello, las ingles. La EA es una enfermedad crónica,
muy dolorosa, que produce un endurecimiento progresivo de sus articulaciones.
Todo va más lento. Sin embargo, en junio de 2013 Jacobo cruzó a nado el
Estrecho de Gibraltar. Ese invierno le operaron de un tumor maligno. Y en julio
de 2014 cruzó a nado de Mallorca a Menorca (40 kms). Jacobo, como otros grandes
amigos a los que adoro (Iago Santalla, Maickel Melamed) nos demuestran que los
límites son ilusorios, que no tenemos límites en realidad. Gracias, Jacobo,
Iago, Maickel, por compartir vuestras vivencias de superación e inspirarnos
tanto.
Ayer estuve viendo en casa ‘Días de vinilo’, una
estupenda película colombiano-argentina de Gabriel Nesci sobre cuatro amigos
treintañeros (Damián, Marcelo, Luciano y Facundo) que son un cineasta, un
locutor de radio, un compositor que trabaja en un cementerio privado y un
músico que hace homenajes a Los Beatles, y sus parejas. Simpática, muy bien
interpretada, de un ritmo muy ameno. La música, la amistad, las mujeres… Se
presentó en el Festival de Málaga 2013 y obtuvo el Premio del Jurado. Lo
comentó en 2014 ‘Días de cine’ www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/dias-vinilo/2601375/
En el cine, fuimos a ver en Kinépolis Diversia
‘Marte’ (The Martian) de Ridley Scott. Una película interesante, exquisita en
lo técnico, que hace pensar en la toma de decisiones y la labor de equipo. me
encantó ver a Susanna Griso y su familia, que salían de ver la misma cinta y a
quienes también las había gustado.
Y he estado leyendo ‘Relaciones poderosas. Vivir
y convivir, ver y ser vistos’, de Joan Quintana y Arnoldo Cisternas (gracias,
Joan, por el regalo). Ambos son psicólogos, directores del Instituto Relacional
y han desarrollado un Modelo (TRM) que emplean para el coaching. Joan Quintana
Forns, un profesional de amplia experiencia tanto en Banca como en la
administración pública, se formó con Paul Watzlawick, Itamar Rogovsky y
Humberto Maturana. Es Director del Programa de Dirección Avanzada en RRHH de
ESADE y coautor, además de este libro, de ‘Anticípate’, sobre procesos de
transformación.
El texto parte de la consideración de la persona
como ser relacional y de la importancia de la conciencia relacional (tener
presente la palabra, las acciones, la emoción y el sentido). Por la palabra
(“vivimos y actuamos según narramos”) nos dotamos de un diálogo interno (la voz
interior) y un diálogo social (voz pública). “Palabra y acción deben estar
claramente relacionadas”. “El estado emocional regula la acción”. “El sentido
tiene que ver con el fin que perseguimos y con la trascendencia de lo que
hacemos”. “El ser humano es un ser social que busca ser reconocido”. Somos el
resultado de nuestra propia historia, de nuestros momentos vitales. Somos
“seres de repetición” (hábitos).
¿Cómos vemos y cómo somos vistos? Joan y Arnoldo
nos regalan el concepto de “invisibles” (faltos de reconocimiento). Para ver y
ser vistos, hemos de hacernos preguntas poderosas: cómo quiero, qué tipo de
situaciones evitamos, cómo reconocemos a los invisibles.
En la red, la primera persona de valor somos
nosotr@s mism@s. El narcisismo es un “falso amor a uno mismo”; el victimismo es
dañino. “Yo soy a través de los otros”. La red primaria está compuesta por las
personas que amamos y nos aman (aceptación positiva, en la terminología de Carl
Rogers). La red secundaria es un espacio de aceptación activa (generar valor en
la relación).
¿Cómo estamos presentes en nuestra red? A través
de distintos tipos de relación: generadora, cooperadora, operativa, defensiva,
excluyente. Asimismo, hay cinco acciones de relación: pedir, ofrecer, acordar,
escuchar y reconocer.
El triángulo de la acción lo forman pedir,
ofrecer y acordar. Puedo pedir cuando necesito, pedir sin pedir (las
expectativas como petición), me puede costar pedir ayuda, seducir al pedir,
pedir todo con urgencia, transformar mi pedido en ruego, imponerme al pedir,
reclamar (cuando no he expresado de forma clara mi petición) y hacer una
petición falaz (cuando no confío en la otra persona). Por mi forma de ofrecer
(patrones) puedo ofrecer de manera vaga, ofrecer lo que necesitas, ofrecer para
pedir algo, ofrecer sin que te lo pidan y ofrecer estando disponible. Respecto
a Acordar (proceso con declaraciones conjuntas y compromisos y promesas), hay
acuerdos equilibrados, claros, renegociables, imposibles. En ese triángulo de
la acción, escuchar está entre pedir y acordar. La escucha puede ser con
respeto, “sin escuchar”, con atención, en el espacio apropiado. Y respecto a
Reconocer, que está entre acordar y ofrecer, podemos reconocer de forma
pública, individual, imprecisa, excepcional, para poner límites, para dominar,
para dar confianza.
El modelo relacional incluye tres estilos
personales de relación: Constructor, Conservador, Controlador. En el
Constructor, hay diferencias entre el facilitador (CF) y seductor (CS). En el
Conservador, entre narrativo (CN) y restrictivo (CR). En el Controlador, entre
protector (CP) y evitativo (CE).
Finalmente, hemos de librarnos de nuestras
conversaciones pendientes, para reforzar vínculos o restaurarlos.
Los autores nos ofrecen un decálogo para
desbloquear relaciones:
- Narrar lo que nos pasa
- Escuchar nuestro diálogo interior
- Identificar la emoción dominante
- Ordenar cómo actuamos
- Saber qué está en peligro
- Para desbloquear, ser conscientes de qué quiero
conservar
- Ser conscientes de las emociones al decidir
conservar
- Explicar las voces de oportunidad
- Actuar de forma distinta
- Adaptarme a la nueva situación (qué dicen los
demás de mi proceso de cambio).
Me parece un modelo muy valioso y sólido el de la
Calidad Relacional, basado –como cuentan Joan y Arnoldo en la amplia
bibliografía- en Watzlawick y la Escuela de Palo Alto, en Maturana y Varela, en
Argyris (barreras organizativas), en Bohm y Capra (sistémica de la realidad), en
Víctor Frankl (‘El hombre en busca de sentido), en Foucault y Habermas, en
Goleman, Boyatzis y McKee (Primal Leadership), en Carl Rogers y Searle (actos
del habla), en la indagación apreciativa de Miriam Subirana.
“Desde nuestra primera existencia nos “sometemos”
para poder humanizarnos, a nuestros padres para no perder su amor, a nuestros
maestros para que nos vean, a nuestros respectivos jefes para que nos
reconozcan, cedemos parte de nuestro potencial para ser protegidos, alimentados
y amados, entregamos parte de nuestra responsabilidad a cambio de seguridad”
(Joan Quintana).