Educar desde la libertad y no desde el miedo


Tren de Salzburgo a Viena a primera hora de esta tarde. Seguimos en Austria, pero ahora pasaremos varios días en la capital imperial. “No hay nada como un lugar que no ha cambiado, para darte cuenta de cuánto has cambiado tú” (Nelson Mandela).
Como colofón a nuestra visita a Salzburgo, anoche estuvimos Zoe y un servidor viendo el DVD ‘In search of Mozart’ (En busca de Mozart), escrito y dirigido por Phil Grabsky. Más de dos horas repasando la vida del genial Amadeus, con las opiniones de historiadores, directores de orquesta, violinistas y pianistas, cantantes de ópera, etc. Un espectáculo delicioso que deja muy clara, en el desarrollo del talento de este prolífico compositor (620 obras, mueriendo a los 35 años) la importancia de haber viajado por 35 ciudades de 8 cortes europeas, su relación con el poder, con su padre, con su mujer Constanza y sobre todo el valor del aprendizaje. Leopold se empeñaba en decirle a todo el mundo que poseía un talento innato, y sin embargo fue la confianza en las capacidades de su hijo, su educación (nunca fue al colegio, pero se dedicó a él en cuerpo y alma uno de los mejores profesores, compositores y violinistas de la historia de la música), su voluntad por absorberlo todo como una esponja, su actividad febril (le dolían los dedos de componer), sus trabajos de encargo (para emperadores y reyes, empresarios, amigos), sus ganas de sorprender, su autoexigencia, las que marcaron la diferencia.
Hablando de educación, gracias a Facebook he podido recuperar una entrevista del verano pasado a mi admirado Koldo Saratxaga. Recuerdo que mi buen amigo Joxe Mari me invitó hace unos años al Foro de Elgoibar, al que pertenecían ambos. Hablamos de El Quijote (mi libro ‘En un lugar del talento’ ya se había publicado) y, por supuesto, de la libertad. Koldo Saratxaga fue coordinador del proyecto Irízar (mejor empresa europea del año 2000) y es directivo humanista, escritor y profesor.
Eduardo Azumendi titulaba su entrevista a Koldo: “Estamos haciendo jóvenes mercenarios porque les educamos en que todo es a cambio de algo” (www.eldiario.es/norte/euskadi/haciendo-mercenarios-educamos-jovenes-cambio_0_282422124.html)
De sus profundas reflexiones, me quedo con:
- “A los jóvenes que vienen les hemos enseñado una jerarquía y ahora pretendemos que actúen como si no existiera. Pretendemos que sean emprendedores y que innoven, pero seguimos con el mismo modelo de relaciones humanas basadas en el poder. Y esto no es ético”. Hace falta una “ética de lo humano” para el ámbito empresarial.
- Ética. Solo desde la ética se puede compartir; es necesario otro estilo en el terreno de las relaciones personales “porque venimos del mundo de la organización vertical”.  Cambiar este modelo basado en las relaciones humanas según el poder y las jerarquías es “la gran revolución que hay que hacer”.
- La transformación ha de superar dos grandes obstáculos. El dinero, “que ya no solo importa a unos pocos sino a todas las personas”. “El dinero condiciona totalmente nuestra sociedad. De esta forma, el que más tiene más puede. Nos han educado a competir y no a compartir. En el colegio, por ejemplo, consiste en tener que sacar resultados más altos que sus primos, sus amigos o sus vecinos”. Y el miedo. “Viene de muy atrás. No nos han educado en libertad, sino en el miedo”.
- La libertad. Según Saratxaga, la libertad tiene que ver con la capacidad de expresarse y ponerse de acuerdo. “Nuestra sociedad necesita de ciudadanos maduros, donde se supere este déficit de ordenes jerárquicos, y se genere una libertad fraternal en la que ni se impone, ni se delega; se participa”. Este problema de órdenes en las empresas lleva a que no se conozca a las personas, saber lo que sienten o piensan. “Si no entendemos que la persona es más que un obrero o un subalterno, donde había cinco personas acabamos poniendo un robot fácilmente”.
- La empresa. Desde una perspectiva ética, sus pilares son la eficiencia y el cliente porque sin éstos no hay beneficios, y “sin beneficios no hay futuro”. Ha de cambiar el concepto de propiedad y combinarlo con la participación en beneficios. “La posesión de la tierra no es razón para no compartir el fruto de la cosecha entre quienes han participado en su obtención”.
- Y sobre todo la educación. “La educación es la clave de un país. A los niños se les educa durante las 24 horas del día porque un niño está permanentemente acumulando. Y esa acumulación es mayor gracias a las experiencias o vivencias que tenga”. El modelo que impera en la escuela es el basado en las notas, en la evaluación, en lo previsible. “Hay que pasar a un modelo que desarrolle la imaginación y la intuición. Un modelo más cercano al concepto de que cada persona es diferente, cada persona es ese diamante único. Bajo esta idea podemos potenciar personas con pasión, que conecten emocionalmente con lo que hacen”.
Sin embargo, “protegemos y compramos. Estamos haciendo mercenarios porque los estamos educando a golpe de prestación. Los niños no disfrutan de lo que obtienen porque no lo viven. No sienten orgullo por conseguir las cosas porque todo es a cambio de algo”. Es decir, “estamos haciendo mercenarios porque educamos a los jóvenes en que todo es a cambio de algo".
Muchas gracias, Koldo, por estas valiosas ideas y por tu quijotesca (en el mejor de los sentidos), labor. Y de antemano a Joxe Mari, que tan espléndida labor está realizando en Eibar y que ya encontrará la ocasión para que volvamos a estar juntos.
No puedo estar más de acuerdo con Koldo  en que la educación es el pilar fundamental de una sociedad. Como la instrucción convencional favorece el “mercenarismo” (término que existe en italiano pero no recoge la RAE, que define mercenario en su cuarta acepción como “hombre que desempeña por otro un empleo o servicio por el salario que le da”), la generosidad se ha convertido en una de las cualidades más destacadas para el talento en este paso del Capitalismo al Talentismo. La generosidad se aprende, se desarrolla por supuesto; sin embargo, como está tan vinculada a la empatía, que es la competencia más difícil de elevar, convertir a personas egoístas en generosas no es tarea sencilla.
Si educamos desde el miedo (en el colegio o en la empresa), obtenemos autómatas. Si lo hacemos desde la Libertad (la cercanía, la capacidad de errar y corregir, de tomar y asumir las propias decisiones, el sano orgullo de pertenencia), des-arrollamos Talento. Y como consecuencia, generamos Felicidad.