Jueves finalmente en
Madrid, cerrando temas. Tenía que estar en el maravilloso curso de verano de la
Universidad Internacional de Andalucía, codirigido por dos grandes amigos,
Isabel Tovar y José María Gasalla, pero no ha sido posible. La serenidad ante
las adversidades es parte de la vida.
Contentísimo con las
reuniones ayer en Barcelona y Madrid. Sendas empresas líderes, en crecimiento,
con sana ambición que de verdad son conscientes del impacto del talento
(individual y colectivo) en los resultados. Directivos fans de ‘La sensación de
fluidez’. ¿Qué más se puede pedir?
En el AVE de vuelta
de Barcelona a Madrid estuve leyendo un artículo y una entrevista en La
Vanguardia especialmente interesantes.
El artículo de Antón
Costas, catedrático de la Universitat de Barcelona se titula ‘De rentabilidad a
productividad’. Comenzaba recordándonos que la economía española va viento en
popa a toda vela: si en marzo de 2014 la previsión para este año era de +1’8%,
ahora es del 3’8%. Aquí se crearán unos 900.000 empleos en 2015-16
(estimaciones de la OCDE) y aumenta el empleo de los jóvenes. Los motores son
internos (consumo y exportación) y externos (nueva política monetaria del BCE).
Sin embargo, nos
advierte el profesor Costas, “hay algo más en esta recuperación que me produce
inquietud. La economía española sigue teniendo un comportamiento
maniaco-depresivo. Hagan memoria. Fuimos el país que más creció y creó empleo
en la etapa de la burbuja crediticia; después, con la crisis, fuimos el país
que más empleo destruyó, y ahora parece que volvemos a comportarnos de la misma
forma”.
La clave, según el
autor, es que “tanto la cultura empresarial y sindical como las políticas publicas
favorecen estrategias empresariales de vuelo gallináceo. Estrategias basadas en
una visión cortoplacista de la empresa, que buscan más la rentabilidad rápida
que la productividad a largo plazo”. Regate en corto con la reforma laboral,
las reducciones impositivas o los despidos masivos de los EREs.
Costas nos propone
reconducir la situación con una nueva cultura del compromiso entre empresas y
trabajadores. Y concluye: “Lo ideal sería que la política que la política
acompañase y favoreciese este cambio de estrategias empresariales desde la
rentabilidad y la productividad. ¡Qué buen vasallo sería esta recuperación, si
tuviese buen señor! De lo contrario, volveremos al ciclo maniaco-depresivo”.
Un artículo muy
clarificador e inspirador. Gracias, profesor Costas, por poner el punto sobre
la i.
Con toda admiración
y respeto, creo que lo que Costas llama “estrategias empresariales de vuelo
gallináceo” no son en realidad estrategias, sino politiquillas de pícaro. La
calidad directiva ha bajado enteros en nuestro país desde 2008 y lo que tenemos
es una serie de compañías profesionalizadas (unas pocas) que compiten
internacionalmente junto a una inmensa mayoría de autónom@s y micropymes. En
medio, tierra de nadie.
La supervivencia de
la empresa es cuestión de calidad directiva. Sin estrategia (pero estrategia de
verdad, con visión, misión y valores, dirección por objetivos, presupuesto
serio, supervisión y control) no hay más que euforia o desánimo. El “cuanto
más, mejor” no es propio de un gestor profesional. Y además, estructura (con
organigrama y perfiles de talento), sistemas de información y comunicación,
cultura corporativa (no hay cambio cultural eficaz si no se define
convenientemente la cultura actual, deseada e idónea), estilo de liderazgo, mapa
de talento (en lenguaje de competencias) y clima laboral (analizado y medido).
Las organizaciones profesionalizadas cuentan con socios estratégicos que les
ayudan en todo el ciclo estratégico del talento; las que hipotecan su futuro
son tan complacientes que creen que se bastan solas.
También en La
Vanguardia, en ‘La Contra’, Lluis Amiguet entrevistaba a Irvin Yalom
(Washington, 1931), pionero de la psiquiatría existencial y protagonista de ‘La
cura de Yalom’. Sus libros son superventas entre los profesionales de la salud
mental. Su documental se estrena en España.
Hijo de inmigrantes
judíos que abrieron una tienda de comestibles en un barrio marginal de la
capital federal, Irvin se refugiaba en la biblioteca por el riesgo de una zona
tan violenta. Su padre sufrió un infarto y su madre le culpó. Se especializó en
psiquiatría porque la ve como “un relato de la existencia desde la conciencia”
(como la literatura). Se psicoanalizó, como parte de su formación, pero la
psicoanalista no se relacionaba con él. Aprendió que “la calidad de la terapia
depende de la calidad de la relación entre terapeuta y paciente” (lo mismo
ocurre en el coaching entre coach y pupil@). En las terapias de grupo exige
sinceridad absoluta y constructividad (que ningun comentario de nadie nunca
fuera destructivo). “Cada uno de nosotros vive en su propio mundo. Por muy
cercanas que estén dos personas, siempre les separará todo aquello que no han
vivido juntos”. ¿Y el amor? “El amor es la tensión por brindar al otro algo
nuevo cada día y es muy diferente de enamorarse, una pasión que solo atiende a
sí misma mientras dura y, si no se transforma en amor, acaba extinguiéndose”.
Para Yalom, “el mejor modo de conocerse a sí mism@ es aprender a conocer a l@s
demás. Y viceversa”. Irvin prefiere no trabajar con enamorados “porque los
envidio y quizás también porque la psicoterapia busca iluminar la oscuridad y,
en cambio, el enamoramiento se nutre de misterio y ambigüedad, por eso se
desmorona al ser inspeccionado y racionalizado”. Yalom se ha especializado en
la angustia existencial y su terapia de grupo se concentra en la relación con
el paciente hasta lograr que se reproduzca con él los problemas que tienen con
los demás. “La sexualidad es el centro de la vida”. “Nuestra consciencia es un
don precioso y terrible”. En Youtube he encontrado una entrevista a Irvin Yalom
sobre la muerte y el existencialismo. 50 minutos fascinantes.
Entre las citas de
Yalom, me quedo con:
“Cada persona debe elegir cuánta verdad es capaz de soportar”
“La desesperación es
el precio que debemos pagar por el auto-conocimiento”
“Si escalamos lo
suficiente, alcanzaremos una altura en la que lo trágico deja de serlo”
“El espíritu del
hombre lo construyen sus elecciones”
“Antes o después
tendrá que abandonar su esperanza por un pasado mejor”
“Amar significa
estar activamente ocupad@ por la vida y el crecimiento del otro”
“¡Vive mientras
vivas! ¡La muerte deja de asustar cuando un@ ha consumido su vida! Si no vivimos
de la forma adecuada, no moriremos de la forma adecuada!”
“No tomar posesión de
tu plan de vida es dejar que tu existencia sea un accidente”
Mi gratitud a
Isabel, José María y l@s alumn@s de su curso de verano.