Las vacaciones, que en mi
caso comienzan mañana viernes por la tarde-noche, me parecen una ocasión
excelente para reflexionar sobre nuestro Liderazgo.
He estado leyendo en la red
un artículo muy interesante de J V Crum III, fundador de
ConsciousMillionaire.com, emprendedor, coach ejecutivo, conferenciante y autor
del libro "Conscious Millionaire: Grow Your Business by Making a
Difference" (El Millionario Consciente. Haz crecer tu negocio marcando la
diferencia). En él comenta (y un servidor coincide con su análisis) que las
empresas que tienen éxito no lo logran por casualidad, sino como consecuencia
de un liderazgo especial. Y cita al gran Jim Collins (‘Good to great’): “Si una
organización desea afrontar los retos de un mundo cambiante, ha de estar
preparada para cambiarlo todo excepto sus creencias básicas en su salto
evolutivo. La única vaca sagrada que una organización debe mantener es su
filosofía básica de la forma de hacer negocios”.
El
autor nos propone tres preguntas simples para reinventar nuestro modelo de
Liderazgo:
1.
¿Tienes una visión clara y ardiente (“fire-burning” es el adjetivo que utiliza)
sobre lo que quieres conseguir?
2.
¿Cuentas con un Equipo de personas que no solo creen en esa visión, sino que
les inspira para dar lo mejor?
3.
¿Tienes clientes leales que conectan y sienten que forman parte de la
organización a causa de tu visión?
Estrategia,
Equipo, Energía. Las 3 E que componen el Liderazgo (ya sabes: marcar la pauta,
hacer equipo, infundir energía).
Respecto
a la necesidad de una visión, JV Crum III cita al reverendo Theodore Hesburgh,
presidente emérito de la Universidad de Notre Dame: “La verdadera esencia del
Liderazgo es tener una visión. Ha de ser una visión que articules con claridad
y fuerza en cada ocasión. No puedes tocar una trompeta incierta”.
Para
potenciar la importancia del Equipo, utiliza la famosa frase de Antonie de
Saint Exupéry: “Si quieres construir un barco, no selecciones gente para
recoger mader y no les asignes tareas y trabajo; es mejor enséñales la
inmensidad del mar”. Se trata de convertir la visión en claridad, a partir del
equipo. La ejecución es el 90% de la Estrategia.
Y
sobre la tercera pregunta, nos propone algo más conocido: “Nuestro recurso más
valioso es nuestra gente. Aprovecharan la visión para marcar o no. La visión
puede crear entusiasmo o resistencia. Si puedes ayudarles a imaginar el dibujo
de la compañía y su responsabilidad para que la cree y se beneficie de él,
estás dando pasos en el diseño de una visión compartida basada en valores
compartidos. Es la gasolina que llevará a tu empresa a la siguiente generación”
(Atlantic Consultants).
Los
clientes fidelizados han de ser una tribu profundamente conectada con la
visión, la misión y los valores de nuestra organización. “La pasión debe
brillar en nuestros productos, nuestra calidad de servicio y la interacción
entre nuestros equipos”.
Estrategia
(Visión), Equipo (para ejecutarla) y Energía (para hacerlo de la forma más
eficiente –en recursos- y eficaz –en logros-).
Las tres
preguntas apelan, sucesivamente, a nuestros tres cerebros: el visceral (que
compartimos con todos los animales), el emocional (que solo tenemos los
mamíferos) y el racional (prácticamente exclusivo de nuestra especie). La
cuestión sobre la Visión está ligada a nuestra capacidad de anticipación y
nuestro lenguaje (que actúan en el neocórtex). La cuestión sobre el Equipo es
básicamente de inteligencia emocional (y, por tanto, del sistema límbico). La
cuestión sobre la Energía (trasladada a los clientes) es puramente visceral,
instintiva. El/la mejor líder es quien utiliza mejor sus tres cerebros,
diseñando el futuro atractivo, llevando a la realidad emotivamente (con un
equipo ganador) y contagiando a los clientes a través de la acción. Es simple
(tres variables), pero complicado, porque las personas más intelectuales
(capaces de lanzar una visión prodigiosa) no suelen ser tan emotivas (como para
inspirar al equipo hasta la gloria); las personas más impulsivas (de acción, de
contacto con el cliente) no suelen articular adecuadamente una visión
inspiradora. Optimizar los tres cerebros es una tarea apasionante que parte del
autodiagnóstico y requiere de mucha disciplina (con un/a coach, mejor).
La peli con
Phillip Seymour Hoffman de hoy ha sido ‘Los idus de marzo’ (2011), dirigida por
George Clooney. La he visto de nuevo en DVD, en versión original subtitulada.
Un reparto fabuloso (Ryan Gosling, Clooney, PSH, Paul Giamatti, Marisa Tomei,
Jeffrey Wright y Evan Rachel Wood) para una historia sobre elecciones (unas
primarias que son prácticamente unas presidenciales). Un relato sobre la política
en esta sociedad del espectáculo. Hablé de ella en este blog, la contrapuse a ‘La
Dama de Hierro’ en ‘Del Capitalismo al Talentismo’, remarcando las que me
parecen las principales frases de la cinta: “Cada vez que trazo una línea en la
arena tengo que desplazarla”, le dice el gobernador (Clooney) a su esposa. Lo
mejor es es “la capacidad de ganarte el respecto de la gente, transformando su
miedo en amor por ti”. Y al candidato, le recomienda: “Has roto la única regla
de la política. ¿Quieres llegar a ser presidente? Puedes empezar una guerra,
puedes mentir, puedes engañar, puedes hundir al país en la bancarrota… pero no
te puedes tirar a una becaria”. Y al joven Stephen (Ryan Gosling), le dice: “No
importa lo que pienses. Importa lo que hiciste, ¡y lo que no hiciste!”.
Mi gratitud a J
V Crum III (leeré su libro sobre el Millonario Consciente) y a Clooney, por una
película tan interesante como anfitriona de la reflexión.