El aprendizaje en un tiempo sin héroes


Domingo de fútbol (entrenamiento de Zoe de 9 a 12, Clásico por la noche) y de lecturas.
Me han gustado especialmente tres artículos de la prenda de hoy. En primer lugar, la entrevista de Víctor Rodríguez a José Antonio Marina: “La ideología es a la educación lo que la mixomatosis a los conejos”. El maestro Marina, que se confiesa a sus 74 años como “bailarín frustrado”, nos aporta una serie de claves valiosas:
- No somos más miedosos que en el pasado. Lo que cambia es el desencadenante. Por ejemplo, tenemos miedo al futuro.
- El miedo es una de las pasiones que se puede instrumentalizar con más facilidad. Todo político tiene la tentación de instrumentalizar el miedo. El miedo lleva a la resignación, a la obediencia y necesitamos sociedades con coraje. Las sociedades revolucionarias de repente pierden el miedo.
- Los que pierden el miedo no son necesariamente los más oprimido, sino los que tienen un proyecto de amplitud vital.
- Hay resignación e incluso indignación, pero hemos alcanzado un nivel de vida en todo el mundo puede perder algo. El miedo ha calado profundamente.
- La valentía es la capacidad que tiene una persona de enfrentarse no solo con el peligro, sino con la dificultad y con el esfuerzo. Esta sociedad no solo tiene miedo al peligro, también al esfuerzo. Nos hemos intoxicado de comodidad.
- Vivimos en la era del aprendizaje. Tenemos que estar aprendiendo siempre. Se pueden aprender cosas como la valentía, la creatividad, la capacidad de que se nos ocurran buenas ideas…
- En España la educación ha estado siempre ideologizada. Siempre. Y la ideología es a la educación lo que la mixomatosis a los conejos, que no deja uno vivo.
- En la UP podemos gestionar entre 3.000 y 5.000 familias y el próximo curso, 10.000. Tenemos otra iniciativa de Ciudades con Talento, para reducir el fracaso escolar al 10%.
- Hay que tener mucha tenacidad. En España hay profesores excelentes, pero no están apoyados por el sistema. Hay un 15-18% de chicos muy conflictos, pero son la excepción.
- Hay una edad de oro para el aprendizaje, de los 6 a los 8 años. Y se ha descubierto otra, de 13-18 años.
- Tengo miedo a que les pase algo a las personas que quiero. No tengo un especial miedo a la muerte. Mantengo el miedo a hacer daño.
- Me cuesta muchísimo trabajo tener ideas fundadas sobre las cosas. ¡Cómo puede tener la gente tantas certezas!
Excelente entrevista al maestro, que tanto nos aporta.
Ignacio Camacho, gran periodista, nos ha hablado de un “Tiempo sin Heroes”: “Más que nostalgia de la Transición, el sentimiento que va dejando esta lenta despedida de Adolfo Suárez es una cierta melancolía comparativa que la resalta la desnudez de este tiempo sin héroes”. La democracia, consolidada, se vive como una rutina y no echa de menos a los héroes. Sin embargo, “en esta circunstancia de desamparo moral la sociedad se ha sentido huérfana no solo de liderazgos sino de ejemplaridades.” Por eso el expresidente, calificado por Ignacio Camacho como “audaz, honesto, digno, lleno de arrojo y de coraje”, contrasta con los personajes actuales, vulgares, sobrepasados por la emergencia. “Adolfo fue un capitán de barco que sorteó tempestades para naufragar en la playa”. Y el autor finaliza: “En un país de enanos no surge una cantera de gigantes. Nos hemos desacostumbrado a los héroes y ahora los reclamamos después de haber demolido sus estatuas”.
Sí, nos hemos desacostumbrado a los héroes. Sin embargo, pienso, como Marina, que hay esperanza. Me ha gustado, por último, la entrevista a José Múgica, presidente de Uruguay, país que en el último año ha sido elegido por The Economist por “su receta para la felicidad humana”. Múgica vive en una humilde morada y está aplicando valientes reformas. Uruguay era el sitio del que había que irse; era es al que hay que volver. El desempleo es del 6’5% y los salarios han recuperado el poder adquisitivo. En un mundo de crecientes desigualdades, el país hermano está haciendo lo posible y lo imposible por fomentar la equidad, desde el ejemplo del primer mandatario.
Mi gratitud a los héroes democráticos como Adolfo Suárez y José Múgica, y a quienes fomentan el aprendizaje, como José Antonio Marina, en un tiempo sin héroes.