Anoche
estuve viendo El hipnotista (Hypnotisören, The Hypnotist; el
diccionario de la Real Academia de la Lengua no recoge esa palabra, aunque
sí hipnotizar, hipnotismo e
hipnotizador). Es una película de Lasse Halström, basada en la novela negra de
Lars Kepler. Tras el macabro asesinato de una familia en su casa de Estocolmo,
cuyo único superviviente es un chico de 15 años en estado de shock, el
comisario Joona cuenta con el hipnotizador Erik Maria Bark para que le ayude en
el caso. La investigación toma un cariz inesperado cuando el hijo de Bark es
secuestrado.
La
hipnosis está de moda. En las últimas semanas, he visto Trance de Danny Boyle (de la que he hablado en este blog) y Ahora me ves, en la que Woody Harrelson
interpreta a un mago hipnotizador. Nada es casual.
Ariane
Basaguren escribe sobre Autohipnosis en
el último número de Psychologies España. “No solemos darnos cuenta, pero todas
las personas lo experimentamos de forma natural durante el día. Es el llamado
trance cotidiano común, un estado de conciencia que logramos cuando perdemos la
noción del tiempo”. Significa, según la Dra. Costa (www.hipnosisdoctoracosta.com),
que dejamos de estar pendientes de la realidad para estar más conectad@s con
nosotr@s mism@s. Es una ensoñación estando despiert@s.
La
hipnosis es un proceso, no “un milagro” del tipo “1, 2, 3, duérmete”. El trance
hipnótico estuvo presente en persas y egipcios y lo está en culturas tan
dispares como monjes budistas, hindúes, chamanesz africanos y precolombinos. En
Occidente, fue el médico austriaco Franz Anton Mesmer quien primero utilizó la
hipnosis en 1773. El término “hipnosis” es de 1841 (el escocés James Braid) y
el primer tratado sobre el tema es de 1886 (del Dr. Bernheim). El premio Nobel
Santiago Ramón y Cajal practicó la hipnosis con su esposa en el parto de su
hijo.
La
Dra. Costa combina la hipnosis clínica, la PNL, la psicología
cognitivo-conductual y la Gestalt para tratar trastornos psicosomáticos
(cefaleas, dolores de estómago, insomnio, alteraciones de la menstruación).
Albero Sánchez-Bayo es hipnotizador desde los 20 años y su método se llama
“Arqueología del Talento”: es la búsqueda del potencial de cada un@ a través de
técnicas de inducción.
Para
la auto-hipnosis (según Ariane Basaguren), podemos utilizar la “visión
periférica”: sentarnos cómodamente en casa, fijar la mirada en un único punto,
enfrente y centrar toda nuestra energía en ese punto. Poco a poco, abrimos el
campo de visión, desfocalizamos y expandimos la mirada en lo que está enfrente
de nosotros. Tras repetirlo 3-4 veces, estaremos en autohipnosis, lo que
resulta útil para gestionar el dolor, conseguir un buen descanso nocturno y
cambiar ciertos malos hábitos.
El hipnotista es una peli de
120 minutos, un tanto lenta (a Hallström le han salido mejor sus cintas de
Hollywood, como Las normas de la casa de
la sidra, Chocolat, Querido John o La
pesca del salmón en Yemen), demasiado reflexiva para ser un thriller (la crítica
la ha tratado fatal), pero es cine de adultos, algo extraño en la cartelera
actual. Sobre la hipnosis, el texto de referencia parece ser Hipnosis clínica reparadora de A. M.
Scharovsky.
Muchas
gracias a l@s alumn@s de ESIC (Fernando, Laura, Paloma, Hernán, Nieves, Gonzalo, José Manuel, Jesús Manuel, Diego, Carlos, Javier, Ana, Raúl, Andrea, Cristina, Gerardo, Rodrigo, Alain, Paco, Isabel, Ruth, Luján, Diana, Upi y Vanessa), que tanto interés muestran por el Liderazgo Innovador.