Día de Sant
Jordi, del libro y de la rosa. ¡Qué recuerdos firmando ejemplares en Barcelona
hace algunos años! Es una fiesta ciudadana que me encanta.
Tras dos días
en Guayaquil y ahora otros dos en Quito,
estoy disfrutando muchísimo, como en el viaje de hace un mes, con la
gastronomía ecuatoriana. Toda una sorpresa para los sentidos. Le auguro un gran
futuro a la cocina de Ecuador; de hecho, en Madrid ya hay restaurantes
ecuatorianos de lo más variado: Sabor andino, Com i latina, El costeñito
ecuatoriano, El rincón imbabureño, El fogón, El sabor latino, Mi lindo Quito,
San Francisco de Quito, Bucks, Cumbres ecuatorianas, El ranchito, Mi lindo
Guayaquil, D’lara, Kikiriki, El chef latino, Los pilares, Camina y ven, Tapas
latinas, Las gemelas, El paraíso latino, El festejo, Exquisiteces latinas, El
fogón de Claudia, Norky’s y Forastero, La perla del Pacífico, El costeñito
ecuatoriano, Rincón ecuatoriano, Rincón manabita, Sabor guayaco, La ronda, El
rincón pacteño, Los mesegares, Los Peña, El encuentro, San Valentín, Ladys, El
Chimborazo, Paraíso ecuatoriano, Virgen del cisne, La casa del Charquito… y en
Barcelona, otros ocho. En Valencia, Diego II, El manglar y la pastelería Royal.
Creo que hay
cinco grandes cocinas del mundo: la española, la francesa, la italiana, la
mexicana y la china. Pero atención a la cocina peruana, que está muy de moda
por algo, y las que vienen: la venezolana y la ecuatoriana.
Me he traído a
este viaje para saborearlo bien un delicioso y voluminoso libro, Cocinar de cine, de Xabier Gutiérrez y
Juan Miguel Gutiérrez. Me lo ha regalado mi amiga Berta del Barrio, del Basque
Culinary Center. En este libro Juan Miguel, hombre de cine, hace una reflexión
(culinaria) de estupendas películas, y Xabier, responsable del laboratorio de
investigación de Arzak, nos propone recetas sumamente innovadora. Y como diría
Vicente del Bosque “hay que triangular”: Mikel Alonso ha hecho para este libro unas
fotos fabulosas.
Algunos
ejemplos: Fresas salvajes de Ingmar
Bergman y unos Ajos y fresones tiernos,
El desayuno del bebé de Lumiére y una
Papilla helada y leche, El festín de Babette de Gabriel Axel y unas Codornices envueltas, Indiana
Jones y el templo maldito de Spielberg y una Sopa de ojos de chipirón, La
gran comilona de Marco Ferreri y La
corteza de la ostra, Blancanieves de Walt Disney y un Tótem de manzana y arena de vainilla… mojada, Txotx! de Asier
Altuna y Telmo Esnal y una Chuleta ácida
y pan de ajo y casia, Urga de Nikita Mihalkov y un Cordero asado con pieles, Como agua para chocolate de Alfonso Arau
y un Consomé de cacao para la presa de un
cerdo, El evangelio según San Mateo de Pasolini y una Morcilla de cigalas, Chocolat de Lasse Halstrom y unas Trufas aplastadas, Drácula de Coppola y Lo crudo, lo cocido y lo asado en una
papaya, Fresa y chocolate de Tomás Gutiérrez Alea y Caldo de bacalao con tomate, Jamón, jamón de Bigas Luna y una Tortilla de patatas en bocadillo. Y así
decenas y decenas de películas y de recetas maravillosas (ambas). De todas
ellas, el podio: Deliciosa Martha (¡Qué
gran película!) y su Foie-gras muy poco
hecho; El hijo de la novia y su Tiramisú
de Idiazábal; El silencio de los corderos y su Más rojo que el atún rojo.
¡Qué libro más
extraordinario! Muchas gracias, Berta, por regalármelo (no lo conocía). Una
delicia para la vista, para el tacto, para el oído (si lees en voz alta algunos
comentarios y recetas) y, por supuesto, si uno tiene la fortuna de disfrutar de
los platos, también para el olfato y para el gusto. 54 pelis y sus
correspondientes recetas innovadoras. ¿Te imaginas pasar un año así,
disfrutando de una cinta y un plato a la semana? Sería un paraíso, sin duda.
Atención al
Basque Culinary Center, donde Berta y su equipo están haciendo historia. Un
modelo de institución educativa del que podemos aprender mucho.