De vuelta a
España (Madrid y Sevilla). En Quito, he aprendido esta semana entre otras
muchas cosas que se pueden vivir las cuatro estaciones en un solo día. Amanecer
lluvioso y otoñal, calor y sol en la mañana, una tarde fría y desapacible y una
noche primaveral muy agradable.
Hace unos días,
la periodista Ima Sanchís entrevistó para La
Contra de La Vanguardia al
sociólogo polaco Zygmunt Bauman: “Hoy
nuestra única certeza es la incertidumbre”. El padre del concepto de sociedad líquida piensa que “estamos
asustados por la fragilidad y la vacilación de nuestra situación social,
vivimos en la incertidumbre y en la desconfianza en nuestros políticos e
instituciones. Estudiar una carrera ya no se corresponde con adquirir unas habilidades
que serán apreciadas por la sociedad, no es un esfuerzo que se traduzca en
frutos. Toda esta precariedad se expresa en problemas de identidad, como quién
soy yo, qué pasará con mi futuro”.
Aprecio mucho
las obras de Bauman, mas me parece que ese concepto de incertidumbre, que tanto
nos asusta a los occidentales, es fruto de la ñoñez en la que hemos convertido
nuestra existencia. Nos quejamos por menudencias cuando la mayor parte del
planeta no tiene derecho a casi nada.
Si uno quiere
sentir la incertidumbre, que vaya al otro lado del Atlántico a vivir
experiencias de incertidumbre en estado puro. Y no me refiero a la inseguridad
ciudadana (en cualquier punto del planeta hay barrios peligrosos), sino a
tomarlo todo como una alegría. ¿Desayunar? No está garantizado (y no lo digo
por escasez de medios, sino por diferencia de horarios, problemas de tráfico,
etc). ¿Reuniones? Tal vez sí o tal vez no. O una entidad puede quebrar de la
noche a la mañana (el Banco Territorial en Ecuador, que “protegía” las pensiones
de miles y miles de personas en el país) y comprobar que la Seguridad Social
(el IESS) da un ejemplo magnífico de nobleza y solidaridad.
Iberoamérica
nos enseña a disfrutar con la incertidumbre. La incertidumbre nos enseña que
estamos vivos, que todo es una sorpresa y que debemos, por encima de todo, ser
agradecido. Las personas que carecen de adaptabilidad, de flexibilidad, que no
se toman la vida con sentido del humor, no saben lo que se pierden.
Disfruta con la
incertidumbre. En programas como el Challenge 2014 en Israel y Jordania (2 al 9
de marzo), organizado por EBS o en la vida cotidiana. Merece la pena.
Mis amigos me
han enseñado el “boom” del cine ecuatoriano, con 182 películas en la última
década frente a cinco en los 90. Joyas como En
el nombre de la hija, Prometeo deportado, La tigra, directores como Sebastián Cordero o Tania
Hermida. ¿Las claves del éxito? Las políticas públicas (Ley de Fomento del Cine
Nacional de 2006, Consejo Nacional del Cine, Fondo de Fomento del Cine
Nacional), las escuelas de cinematografía, el talento de los directores
ecuatorianos que presentan sus cintas en los festivales internacionales (San
Sebastián, Roma). Ya sabes, talento como poner en valor, educación, promoción.
Sentido común.
Francisco,
Karla y Alfonso me han regalado La tigra (1989),
Entre Marx y una mujer desnuda (1996),
Qué tan lejos, Prometeo deportado (2009), Abuelos, En el nombre de la hija,
Pescador, Ratas, ratones y rateros… Una maravilla. Muchas gracias por
abrirme los ojos a un cine tan bueno y tan útil.
Antes de ayer,
día 20 de marzo, fue el Día Internacional de la Felicidad, instituido por vez
primera por Naciones Unidas. Iberoamérica (ya sabes que para mí no es
“Latinoamérica”; ese bodrio de nombre fue creado por Michel Chevalier en 1836
para contentar a su “jefe”, el rey francés de México, y en 1948 se utilizó
políticamente por primera vez en la CEPAL: Comisión Económica para América
Latina) es la región más feliz del planeta, porque en esta última década 58
millones de iberoamericanos han salido de la pobreza. Hoy los iberoamericanos
tienen mayor esperanza de vida y mejor educación.
Aún así, la
tasa de homicidios en la región es de 22’2 por cada 100.000 habitantes, más del
triple del promedio mundial (6’9). Los países supuestamente más felices son los
nórdicos (Dinamarca, Finlandia y Noruega), algunos africanos son los menos
felices (República Centroaficana, Benín y Togo). España está en el puesto nº
22. Y respecto a Iberoamérica, Costa Rica está en el puesto nº 12,
19
Venezuela en el 19º,
Panamá en el 21º,
México en el 24º,
Brasil en el 25º,
Puerto
Rico en el 27º, Guatemala en el 37º,
Argentina en el 39º,
Colombia en el 41º,
Chile en el 43º,
El Salvador en el 48º,
Uruguay en el 50º, Bolivia en el 57º,
Honduras en el 63º,
Ecuador
en el 66º,
Cuba en el 69º,
Paraguay en el 70º,
Perú en el 77º, Nicaragua en
el 89º y República Dominicana en el 93º.