Tengo el honor de colaborar, desde sus inicios, con
el rating que anualmente elabora el CRF Institute (Top Employers). Esta noche
hemos tenido la gala en la que 49 compañía en nuestro país han sido distinguidas
con la certificación de “Mejores empresas para trabajar”. Ha sido un cóctel y
cena en InZalacaín, en el que nos ha dirigido unas palabras David Plink, CEO
del CRF Institute.
En El
Economista se ha recogido hoy el perfil de los distinguidos, y algún
artículo, como el siguiente que transcribo en versión ampliada:
Las
empresas talentistas sobreviven y triunfan
En este cambio de época, en el paso del Capitalismo
(un sistema que ha durado unos 520 años) al Talentismo (una nueva era en la que
el talento es más escaso, y por tanto valioso, que el capital), la mayor parte
de las empresas de nuestro país están jugando a un juego desfasado que les
lleva a su fin. Por ello, la tasa de mortalidad de las compañías ha aumentado
considerablemente.
Una empresa puramente capitalista, por definición,
trata de maximizar el beneficio, aun a riesgo de hipotecar el futuro de la
compañía. Una empresa talentista pone el foco estratégico en el talento (en
cuatro frentes: atraerlo, fidelizarlo, desarrollarlo y sinergizarlo –del
talento individual al talento colectivo- creando un contexto tónico y no
tóxico), y así parte del talento hacia procesos innovadores y eficientes, la
satisfacción del cliente externo (la excelencia) y el crecimiento sostenible y
rentable. Es la secuencia de la supervivencia y del éxito; por el contrario,
los malos gestores optan por los recortes (confundiendo eficiencia con
anorexia), el maltrato psicológico a sus profesionales y la toxicidad, que
conduce a la desaparición de la empresa.
Por dónde empezamos
En el fútbol, un buen equipo se construye desde el
centro del campo. En la empresa, lo que distingue en la práctica a una vieja
empresa capitalista de una empresa talentista es el tándem formado por la
Dirección Financiera (DF) y la Dirección de Recursos Humanos (DRH). Las
empresas terminales cuentan con una DF cortoplacista y una DRH inoperante, que
solo se preocupa por pelearse con los sindicatos y administrar las nóminas. Las
empresas talentistas se distinguen por una DF con visión estratégica, que
atiende a los intangibles (el Capital Humano, la Marca, el Capital Clientes y
las Expectativas de Futuro) y que por tanto no toma decisiones que son “pan
para hoy y hambre para mañana”) y por una DRH que es tan consciente del peso
del talento que trabaja sobre perfiles de talento a todos los niveles de la
organización. Las empresas puramente capitalistas en realidad improvisan; las
talentistas trabajan desde una estrategia ganadora, que parte del talento y va
a los procesos, el servicio al cliente y los resultados (todo esto puede
parecer una obviedad; sin embargo, más del 70% de las pymes españoles no es que
no tengan un plan; es que ni siquiera elaboran seriamente un presupuesto).
Si una empresa no parte de perfiles de talento, todo
lo que hable sobre el talento es demagogia. Las empresas talentistas son
meritocracias; las capitalistas son instituciones suicidas. ¿Y qué hacer con
esos perfiles? Utilizarlos en toda la organización (no sólo el departamento de
Recursos Humanos) para la atracción, selección, comunicación, evaluación,
promoción, desvinculación y sí, retribución. ¿Cómo avanzar en el mérito si la
organización no sabe realmente lo que significa?
Cuestión de Liderazgo
La segunda gran diferencia (en los hechos, no en el
discurso) está en el auténtico Liderazgo, entendido como el talento para
influir decisivamente en los demás. El Liderazgo es autoridad moral,
credibilidad, más allá de la autoridad formal de la jefatura. Hoy en día el
Liderazgo se analiza, se mide y se forja (desafortunadamente, solo uno de cada
seis directivos es un/a líder; casi el 40% son “jefes tóxicos”). No hay líder
sin equipo ni equipo sin líder. Y por supuesto los equipos (grupos humanos que
generan sinergias, resultados mayores que cada uno por separado) no se
improvisan; se construyen deliberadamente. Líderes que miden y gestionan el
clima laboral (satisfacción, rendimiento, aprendizaje) de sus equipos, que
logran que sus colaboradores se sientan compensados.
Liderazgo a todos los niveles de la empresa, y una
cultura de desarrollo del mismo que llamamos Coaching. Está demostrado que los
procesos de coaching, cuando se hacen eficazmente, obtienen una rentabilidad
del 1.100% (once euros por cada euro invertido). Las investigaciones demuestran
que menos del 40% de nuestras grandes empresas se han tomado en serio el
coaching, de momento. Queda mucho por hacer.
Y la tercera clave que diferencia a las empresas
perdedoras de las ganadoras, a las capitalistas de las talentistas, es el grado
de cooperación. Las instituciones suicidas funcionan como silos, como
compartimentos estancos; las meritocráticas se caracterizan por fluir
horizontalmente. Para fomentar la cooperación, la generosidad ha de ser un
valor corporativo real, compartido, y debe estar presente en los perfiles de
talento. El altruismo ofrece ventajas sociales; el egoísmo, tan realzado en el
capitalismo salvaje, destruye la empresa.
Esta noche Top Employers España certificará a las
mejores empresas para trabajar, 49 compañías que están más cerca del talentismo
que del capitalismo trasnochado. Organizaciones que están a la vanguardia del
talento.
Estamos pasando Del
Capitalismo al Talentismo. ¿Por qué tantas y tantas empresas siguen optando
por la improvisación, los jefes tóxicos, el egoísmo y el cortoplacismo, cuando
es evidente que ya no funcionan? Porque están apresadas por arraigadas creencias. Una lástima. En cualquier
caso, más grave que no saber qué hacer es saberlo y no tener la valentía para
hacer lo correcto.
Mi agradecimiento a todo el equipo de CRF: Salvador,
Victoria, Robert y todo los demás. Sois una gente magnífica, con una pasión
desbordante.