Tres
reuniones comerciales sumamente importantes, con directivos de sectores bien
diversos, pero con un denominador común: la importancia estratégica del
desarrollo individual y colectivo.
Un
servidor recuerda de cuando estudió economía en los 80 aquello de la Curva de Laffer. Arthur Laffer
(partidario de la “economía de la oferta”) explicó en su día que la relación
entre tipos impositivos y recaudación fiscal sigue la forma de una U invertida:
si los tipos son del 0%, la recaudación es 0; si es del 100%, también es 0
(nadie paga impuestos). A partir de un punto, “la disminución de la oferta del
bien reduce hasta tal punto los ingresos fiscales que la subida del tipo
impositivo no compensa la disminución de la oferta”. Es lo que se llama efecto Laffer, y en realidad no era
nuevo (J. M. Keynes ya lo había proclamado).
En
el número de este mes de Actualidad
Económica, Miguel Ors Villarejo se pregunta ¿Por qué nos fríe a impuestos Montoro? Se refiere el periodista,
claro está, a la subida del tipo máximo del IRPF al 52% (medalla de bronce en
Europa, tras Suecia -56,6%- y Bélgica -53,7%-) y al “nuevo IVA”. Lorenzo
Bernardo de Quirós comenta que “si subes el Impuesto de la Renta a unas
familias que están hasta arriba de deudas y que tienen a varios miembros en el
paro, el consumo se te cae, es de libro”. “Y si subes el Impuesto de Sociedades
a unas empresas que cada vez venden menos y que no tienen acceso a la
financiación, se te hunde la inversión. No hay ningún país que haya logrado
reducir su déficit con un planteamiento semejante”. Y añade: “La experiencia de
los últimos 30 años enseña que, en cuanto cargas la mano con los impuestos, la
recesión se te agudiza”. LBQ explica que “la regla de oro es que el 70% de la
consolidación recaiga en un disminución de los desembolsos del Estado”. En
estos momentos, el 58% son recortes y el 42% mayores impuestos.
En
el mismo artículo, José Luis Feito (CEOE) cita al economista de Harvard Alberto
Alessina, que en un artículo de agosto de este año examina a 17 países de la
OCDE entre 1980 y 2005: “Los planes basados en aumentos de impuestos inducen
largas y profundas recesiones, mientras que los basados en aumentos de gastos
se asocian con recesiones suaves y breves, en algún caso inexistentes”.
Y
la desigualdad, como he comentado en este blog en diversas ocasiones. En 2005,
el índice de Gini era del 31,8; en 2011, del 34. España es el país de mayor
desigualdad social tras Letonia y Lituania. Muy lejos de Noruega (23),
Eslovenia (23) y Suecia (24). La media europea, del 30. “La principal
responsable de la desigualdad es la carrera entre la tecnología y la educación”
(Lawrence Katz y Claudia Goldin, de Harvard). Es la dualidad entre talento
(escaso, valioso) y simplemente trabajo. Miguel Ors concluye su espléndido
artículo con el desafío de España a largo plazo: MEJORAR SU EDUCACIÓN.
“El
gobierno debe pinchar de inmediato la burbuja del sector público, que pisotea
la recuperación” (Juan Ramón Rallo). Evidentemente, la burbuja del sector público no se pincha deteriorando las
condiciones laborales de los funcionarios (prefiero denominarlos “servidores
públicos”), sino profesionalizando (que no politizando) el liderazgo de los
mismos.
La
subida del IVA en septiembre (llamada por algunos medios “el hachazo”) ha
supuesto un crecimiento de los ingresos para el Estado de un 11,9% (casi 700 M
€) y por tanto un descenso del déficit hasta el 4,39%. Pero el IPC ha subido al
3,5% (más desempleo, más inflación), por lo que de seguir así la actualización
de las pensiones costaría unos 5.000 millones de euros.
Una
caída del consumo del 12% (nada menos) en septiembre y una fuga de capitales que bate un triste
récord en los ocho primeros meses del año: 247.172.700.000 €. Catorce meses seguidos de salidas netas.
En
el Talentismo, las cosas van de otra manera. En lugar de un “círculo vicioso”
de menos empleo, menos consumo, menos inversión, menos recaudación, el “círculo
virtuoso” de más (y mejor empleo), más consumo, más inversión, mayor
recaudación…
¿Utópico?
En absoluto. Porque hay ganadores y perdedores. El otro artículo que quiero
destacar de este último número de Actualidad
Económica es el de Marta García Aller: La
salida de la crisis está ahí fuera. Se refiere Marta a las 25.000 empresas
que se han lanzado al mercado exterior (un 27% más que en 2007). De casi
100.000 a 123.000 compañías. Las exportaciones alcanzaron los 214.500 M € en
2011. Por ello, y por el turismo, tuvo un saldo positivo en su balanza por
cuenta corriente en julio. “Innovar es también mejorar la imagen de marca,
motivar empleados e invertir en formación” (Federico Steinberg, UAM). Estoy
plenamente de acuerdo.
Y
queda mucho camino por delante. Para crear empleo (que necesita un crecimiento
del PIB de al menos el 2%), las exportaciones deben crecer un 11% en términos
reales. En España, las exportaciones son el 20% del PIB, muy lejos del 34% de
la eurozona y el 43% de Alemania. 123.000 empresas exportadoras son el 4% de
los tres millones de compañías en España. “El mayor reto es aumentar la
competitividad. Si el índice de competitividad volviera a niveles precedentes a
la incorporación a la zona euro, las exportaciones reales aumentarían entre el
8,4% y el 18,3% respecto a 2011” (departamento de Análisis Económico de La
Caixa). ¿Y si recordamos que el 60% de la productividad depende de la Calidad
Directiva y que en esta variable somos la nación 43ª del mundo?
Directivos
y empresarios globales, directivos y empresarios competitivos, directivos y
empresarios competentes. “Da igual el tamaño y no importa el sector. Lo mismo
da que vendas trufas o que construyas rascacielos. La salida de la crisis está
ahí fuera” (Marta García Aller).
Gracias,
Marta y Miguel, por dos análisis tan profundos. Y mi gratitud a los
responsables de las empresas que exportan. Les necesitamos, y mucho.