¿Tienes talento como para trabajar en Google?


Después de tres días en Madrid (algo extraño, la verdad), viaje a Vigo para reuniones y proyectos en Galicia el jueves y el viernes.
Lo tenía pendiente y al fin “cayó”. Me refiero al libro ¿Es lo bastante inteligente como para trabajar en Google? Del periodista de Los Ángeles William Poundstone. En realidad, lo más acertado es el subtítulo, Preguntas, trucos y estrategias de selección de las empresas más exigentes del mundo. Dedicado al maestro Martin Gardner (1914-2010), el padre de los acertijos matemáticos, cuya influencia, como escribe el autor, “en el tema de este libro es considerable”.
Google es una empresa hiperselectiva: recibe anualmente un millón de solicitudes para trabajar, y contrata 1 de cada 130 (Harvard acepta a 1 de cada 14 solicitudes y en los alegres tiempos de Arthur Andersen –mediados de los 80, cuando la gestión del talento estuvo liderada por el gran Carlos López Combarros- el ratio de aceptación era algo más restrictivo que la prestigiosa universidad de EE UU). Pregunta-tipo que hacen en Google: “Imagine que le han reducido al tamaño de una moneda y lo han arrojado a una batidora. Su masa se ha reducido, pero su densidad es la misma. Las cuchillas empezarán a moverse en sesenta segundos. ¿Qué hace?”
Ah, ¿pero una empresa como Google, una de las mejores empresas para trabajar, no selecciona por competencias? Poundstone responde: “Por supuesto, hay muchos tipos de cuestiones que se han preguntado tradicionalmente en las entrevistas laborales. Entre ellas se incluyen cuestiones “conductuales” (el entrecomillado es del autor) que se han convertido en clichés, como por ejemplo: “Dígame una situación en la que no se llevó bien con un miembro del equipo.” (…) También se incluyen preguntas relacionadas con empresas (como ejemplos: “¿Qué desafíos afrontará Starbucks en los próximos diez años?” “¿Cómo monetarizaría Facebook?”. Luego hay un muestreo de trabajo. (…) Finalmente, hay unos desafíos mentales sin un desarrollo preestablecido, algo por lo que Google es especialmente conocido”.
Y a eso dedica básicamente el libro. En la primera parte, a presentar los desafíos mentales (a lo Martin Gardner) y en la segunda (págs. 165 a 288) a contestarlos. Brillante. Sólo por tratar de resolver los 54 acertijos y ver la solución en la segunda mitad, el libro ya merece la pena y mucho.

¿Qué busca Google? Al parecer, talento para la invención. Para dejar a sus profesionales ese 20% libre para que creen para la compañía. “Se sabe que la mitad de los ingresos obtenidos por Google proceden de ideas que empezaron como proyectos del 20 por ciento. Entre ellos cabe destacar Gmail, Google Maps, Google News, Google Sky y Google Voice.” (fuente: VP Marissa Mayer).
¿Cómo se mide? Poundstone cita Nicolai Gogol en su cuento El abrigo: es “el abismo existente entre los sastres que solo cosen telas y hacen apaños y aquellos que cosen nuevas prendas”. Sí, “la imaginación es más importante que el conocimiento” (Albert Einstein).
El autor insiste en que “la conducta predice la conducta” (un alegato más a favor de la gestión por competencias) y nos lleva a Ellis Paul Torrance (1951-2003), figura clave de la creatividad empresarial, que creía que la creatividad era algo distinto de la inteligencia. “La idea de Google surgió de un sueño. Larry Page se despertó una noche preguntándose: “¿Qué pasaría si pudiese descargar toda la red y quedarme sólo con los enlaces…? Cogí un lápiz y empecé a escribir”.
Torrance escribió en 1962 que “la creatividad es la producción de algo nuevo e inusual como resultado del proceso de: Percibir las dificultades, los problemas, las lagunas en el conocimiento, los elementos que faltan, los que no funcionan. Hacer suposiciones y formular hipótesis sobre esas deficiencias. Evaluar y comprobar esas suposiciones e hipótesis. Revisarlas y volverlas a comprobar. Finalmente, comunicar los resultados.” Y creó su Test de Pensamiento Creativo (pensamiento divergente, en la terminología de J. P. Guilford).
Entre desafío mental y desafío mental, Poundstone deja caer que “Robert Levering y Milton Moskowitz, los autores de las listas anuales de Fortune (las de mejores empresas para trabajar), han comentado ampliamente que el ingrediente principal de sus mejores empresas es la confianza”, que Apple busca profesionales muy identificados con la empresa, que Bank of América preguntaba “Si fuese un personaje de dibujos animados, ¿cuál le gustaría ser?” (al parecer, el Oso Yogui era una respuesta correcta), que Schlumberger busca ingenieros extrovertidos y Zappos, gente “medianamente rara”. En el caso de Google, en 2006 Tood Carlisle elaboró una encuesta para medir la afinidad cultural a la compañía (“googliness”): 300 preguntas. Su cultura es para ingenieros abiertos y colaborativos: personas inteligentes que son colaboradores naturales. Al parecer, no necesariamente contratan a los mejores expedientes, sino a los que son más generosos. Y lo hacen después de cuatro o cinco entrevistas. No saben si tienen muchos falsos negativos (personas que rechazan y podrían haber sido buenos), pero sí que tienen pocos falsos positivos (personas que aceptan y luego no son válidas): de ahí la redundancia obsesiva.
Google le pide a sus ingenieros, además de que sean creativos, que tengan un nivel de abstracción y sean más humanos de lo habitual.

El libro se titula ¿Es lo bastante inteligente como para trabajar en Google? y la entrada en este blog, ¿Tienes talento para trabajar en Google? (me perdonarás el tuteo). Según el Diccionario de la Real Academia, talento equivale a inteligencia. Sin embargo, como nos enseña el maestro Marina, hay inteligencias triunfantes (convertir conocimientos en comportamientos) e inteligencias fracasadas (las de los teóricos, las de los frikis).
Por otro lado, el talento es capacidad por compromiso en el contexto adecuado. La capacidad (aptitud y actitud) puede detectarse en las entrevistas; el compromiso es la energía que le pones al proyecto (imagino que en una empresa tan exigente como Google, los no comprometidos duran poco) y el contexto son las 4 C: la Cultura Corporativa, el Clima laboral, la Compensación y el grado de Cooperación que hacen que Google mantenga esa reputación de empresa preferida para trabajar.
Y finalmente, talento es “poner en valor lo que uno sabe, puede y quiere hacer”. Los jugadores de la Liga (especialmente los del Real Madrid y el FC Barcelona, y de ellos Messi y Cristiano Ronaldo) están puestos en valor. Los de La Roja están puestos en valor. Los de la NBA están puestos en valor. Los profesionales de McKinsey (como, en su día, los Arturitos) están puestos en valor. Y por supuesto los de Google están puestos en valor.

Se cuenta que al gran físico Richard Feynman, premio Nobel, le hicieron una pregunta para entrar en Microsoft: “¿por qué las tapaderas de las alcantarillas son redondas?”. El respondió que algunas son cuadradas, a lo que insistieron: “si nos ceñimos a las redondas, ¿por qué son redondas?” El Dr. Feynman respondió: “¿Qué por qué son redondas las tapas de alcantarilla redondas? ¡Pues bien, son redondas por definición! Es una tautología.
Google ha conseguido que tener talento y trabajar en esa empresa sean una tautología. “El término “reclutamiento” implica que la empresa sale y busca al personal, intentando convencerle para que trabaje con ellos. Google ha logrado invertir ese proceso. Las personas inteligentes son ahora las que hacen la peregrinación a Google, y Google pasa gran parte de su tiempo rechazando a personas de mucho talento” (Steve Yegge, gerente de contratación de Amazon).

Mi gratitud y homenaje a dos mujeres líderes ligadas a Google: mi buena amiga Isabel Aguilera (CEO de Google para España y Portugal desde marzo de 2006 al 15 de enero de 2008) y Olga  San Jacinto (Directora de la División de Google para España y Portugal, que lleva en la compañía 8 años y 6 meses), ¡Qué gran intervención la suya en el Congreso de AEDIPE Catalunya en Port Aventura en 2009; y también al gran periodista Jeff Jarvis, autor de Y Google cómo lo haría y al gran emprendedor Alejandro Suárez-Sánchez Ocaña, autor de Desnudando a Google (citando al gran Billy Wilder en la escena final de Con faldas y a lo loco: “Nadie es perfecto”. Ni siquiera Google).

La pregunta no es si tienes talento para trabajar en Google. Si trabajas en una compañía (por pequeña que sea) con la reputación de Google, es que tienes talento.