Ver amanecer en la
plaza del Castillo de Pamplona a eso de las 6 de la mañana, esperando a que el
taxi te recoja para ir al aeropuerto, es un excelente augurio de un gran día.
Una jornada que ha comenzado con un desayuno de trabajo con la Dirección de Recursos
Humanos de una gran empresa europea de distribución, ha continuado en la Ciudad
Financiera de Boadilla para presentar una propuesta de coaching en una de las
empresas más avanzadas del Grupo Santander y ha culminado con mi participación
en el Aula de Emprendedores de PricewaterhouseCoopers y ESIC.
El espacio de Pwc en una de las cuatro
emblemáticas torres de la Castellana (las plantas 34 a 50 del rascacielos que
ocupa el Hotel Eurostars) es uno de los mejores de Madrid, demostración
tangible de la voluntad de PricewaterhouseCoopers de ser y seguir siendo una de
las mejores firmas para trabajar. Tras una entrevista para Expansión, hemos
comenzado a las cinco de la tarde la conferencia en el Aula de Emprendedores
sobre El Camino a la Mentalidad Ganadora (estaba
previsto que la hiciéramos Unai Emery y un servidor, pero el todavía entrenador
del Valencia CF está de gira con el equipo por Estados Unidos). Me ha
presentado Carlos Mas, presidente de PwC, cuyo prólogo al libro Mentalidad Ganadora me parece verdaderamente
excepcional. Carlos Mas es uno de nuestros mejores líderes empresariales, y su
labor en los últimos cinco años como primer ejecutivo de la mayor firma de
servicios profesionales así lo atestigua.
Durante un par de horas he estado
conectando el éxito del deporte español (La
Roja, el Barça de los Mosqueteros de
Guardiola, Pep y Mourinho como líderes-coaches, la Mentalidad Ganadora de
Unai Emery) con la necesidad de emprender. Entiendo esto de emprender
(emprendizaje, emprenduría, emprendimiento… empresa, en definitiva) como un
nuevo modelo de relación entre la persona y la organización. El capitalismo
(como antes el feudalismo) se ha definido por una relación paternalista de
“empleo asegurado” a cambio de obediencia. En esta nueva era, la del talentismo,
la relación ha de ser de adulto a adulto, una relación “de pareja” (como diría
el primer ejecutivo de Airbus): un contrato de empleabilidad mediante el cual
la empresa te hace más valioso en el mercado laboral (un profesional debe valer
más laboralmente cuando se vaya que cuando entró, porque el talento se aprecia
o se deprecia, pero no queda invariado) y a cambio debe aportar servicio al
cliente, innovación, trabajo en equipo… Desde el valor del capital humano, los
profesionales deben hacer crecer (crear valor) los otros tres grandes
intangibles del valor de una empresa: la fidelización de los clientes (nuestros
mejores comerciales, cuando superamos sus expectativas), la marca (que es una
referencia, una promesa de valor) y las expectativas de futuro (construidas
sobre un relato ilusionante).
Por ello, uno puede emprender por
cuenta propia o ajena, en una gran empresa o en una pyme, como agente libre
(defiendo este término frente al de “autónomo”) o como intraemprendedor.
Emprender es “estar prendido”, preso, de un proyecto de futuro, que nunca debe
ser en solitario. Por ello las competencias de una persona emprendedores son
muy similiares, sino idénticas, a las de la Clase
Creativa que preconiza el gran Richard Florida: autoconfianza (seguridad en
uno mismo), serenidad (autocontrol, resiliencia), iniciativa, automotivación
(espíritu de motivación, orientación a resultados), orientación a los demás
(empatía, escucha, orientación al cliente, generosidad) e influencia desde la
credibilidad (liderazgo, cooperación). Emprender es una actitud y no depende de
tener una idea genial, sino de sentirse (pensarse, hacerse) protagonista y no
víctima del propio destino. El deporte español así lo practica.
Esta semana el Consejo de Competitividad,
donde están integradas varias de las mejores empresas españolas, ha comentado
que en verano de 2013 es muy posible el despegue de la economía española. Al
día siguiente, la OCDE ha vaticinado que la recesión seguirá el año que viene.
¿Un jarro de agua fría a nuestras ilusiones? En realidad, ambas noticias no son
incompatibles. En este cambio de modelo hay ganadores y perdedores: las
empresas conscientes de que la competitividad tiene que ver con el talento
(cómo lo atraemos, fidelizamos, desarrollamos y logramos que el talento
colectivo genere sinergias) saldrán adelante. Las que siguen jugando al
taylorismo (al paternalismo, a la desconfianza, al exceso de control, a los
“recursos humanos” como coste), si no se transforman, están heridas de muerte.
España como país debería dejar de lamentarse, de hablar de “la crisis como
oportunidad” y pasar a la acción (deseo que el Consejo de Competitividad sea
una de las vías para ello; me consta que la publicación virtual Energía Creadora que ha presentado esta
mañana el maestro José Antonio Marina va en ese camino).
Mi agradecimiento hoy muy especialmente
a la buena gente de PricewaterhouseCoopers. A su presidente, Carlos Mas. A
Alfonso López-Tello (fue Alfonso quien me entregó el Premio AECA al mejor artículo
de gestión del año, en 1995, cuando todavía estaba en Expansión), a Asun Velasco y a todo el equipo de comunicación. A mi
buen amigo Alan da Silva (uno de los directivos que mejor enfoca la vida, desde
una sonrisa franca y cariñosa) y a su excelente equipo (hoy ha estado en el
Aula de Emprendedores Kenneth, el hijo de Alan). A ESIC, en la persona de
Raquel y su equipo, y a todos los participantes en el Aula. Iniciativas como
ésta merecen muchísimo la pena.
Para despegar, poner el foco en
nuestros sueños, tomar carrerilla y pasar a la acción. Banda sonora: “Castillos
en el aire” del gran Alberto Cortez (puede verse en Youtube). Feliz
despegue.