Volver... a ganar

Hace un tiempo extraordinariamente delicioso en Marbella.

Me acompaña (en Youtube) la música de Astor Piazzola: Libertango (conocía la versión de Grace Jones, pero no la original), Milonga del ángel, Verano porteño, El día que me quieras, Por una cabeza, Volver… Cantada por el genial Carlos Gardel, es una maravilla.

Ayer estuve leyendo La humanidad amenazada: gobernar los riesgos globales, de Daniel Innerarity y Javier Solana. El libro recoge las principales tesis del coloquio internacional celebrado en octubre de 2010 en San Sebastián, organizado por el Instituto de Gobernanza Democrática y el Instituto Vasco de Competitividad.

Abre el texto un capítulo con el mismo título que el libro, de Innerarity. “Lo que necesitamos es una reflexión en profundidad acerca de los límites de la precaución”. “La política es más una competición en torno a los peligros que acerca de las oportunidades”. “El miedo es una señal, y con respecto a las señales no es razonable ni desentenderse ni multiplicarlas”. “Sin los recursos de la legitimación democrática y unos estados que funcionen (ahora también bajo la forma de una gobernanza global), no hay manera de hacer frente a las inseguridades, peligros y accidentes que las modernas tecnologías plantean”.

Ulrich Beck, creador del concepto de “sociedad del riesgo”, nos habla de qué hay de nuevo en la sociedad del riesgo global. “la incertidumbre fabricada (conocimiento), la inseguridad (estado de bienestar) y la falta de seguridad (violencia) socavan y reafirman el poder del Estado más allá de la legitimidad democrática”.

Christophe Bouton (U de Burdeos) trata el “presentismo”, la indeterminación, la catástrofe y la responsabilidad (difícil de definir). Dominic Desroches (Montréal) nos presenta el clima de urgencia, de aceleración del tiempo: “El ambiente de la época es más importante que la tasa de interés y las posibilidades de crédito” (J. M. Keynes). Estamos en el “catastrofismo ilustrado” (Dupuy). Daniel M. Weinstock, también de la Universidad de Montréal, escribe sobre el riesgo: su alcance, gravedad, complejidad, incertidumbre, tecnología e irreversibilidad. “Las conversaciones de moda en la actualidad sobre el riesgo como componente del núcleo de un nuevo paradigma para la filosofía política (y para la política de las modernas democracia liberales) han sufrido de un exceso de generalidad”.

Dimitri D’Andrea se centra en el calentamiento global, Edgar Grande (U de Múnich) en los riesgos globales y la gobernanza preventiva y Michael Zürn en la democracia preventiva. Me ha gustado especialmente el capítulo de Elena Pulcini, “Reaprendiendo a temer. La percepción de los riesgos en la era global”: “En la actualidad, el problema con los riesgos globales parece precisamente provocado por el desequilibrio entre saber y sentir. (…) A causa de esta “esquizofrenia”, que es donde reside la patología fundamental de nuestra era, es la combinación paradójica de poder e impotencia, actividad y pasividad, conocimiento y desconocimiento que expone al sujeto contemporáneo no sólo a riesgos anteriormente desconocidos, sino también, y sobre todo, a la imposibilidad de reconocer su potencial destructivo”. La autora considera que hemos de “aprender a temer de nuevo”. No es un temor a (Hobbes) sino un temor por, un temor por el destino del mundo. “Eso significa, en otras palabras, que para dar lugar a una ética de la responsabilidad debemos redescubrir los fundamentos emocionales de la ética.”

“Hay que exigir a cada uno lo que cada uno pueda hacer” (Antoine de Saint Exupéry).

Gurutze Jáuregui (UPV) trata de un nuevo orden jurídico institucional, Michel Wievorka de la mediación entre sujeto personal y global, Ignacio Americh sobre la soberanía popular y Zaiki Laídi sobre si Europa es muy adversa al riesgo (que, efectivamente, lo es).

Javier Solana (ESADE) cierra el libro con “Gestión del riesgo en un mundo en cambio”. En 2004, Europa y EE UU representaban el 65% del PIB mundial. En 2050 representarán el 32%. En 1950, sólo el 29% vivía en las ciudades; en 2009 era el 50’2% y en 2050 será el 70%. “Tenemos que reconocer que estamos realizando una mala utilización de nuestro capital humano. Muchos entre nuestros mejores eligen ser traders por razones salariales, en lugar de apostar por el desarrollo de la ciencia y la tecnología y ser científicos o ingenieros”. “No hay liderazgo, no hay pensamiento a largo plazo; otros están en ello. Si no lo hacemos nosotros, perderemos”.

El fútbol español sigue dándonos alegrías. Ayer, campeones de Europa sub 19. Además de la Eurocopa 2008 y el Mundial 2010 de la absoluta, este verano se ha ganado la Eurocopa sub 21 y la sub 17 positivo. Y favoritos del Mundial sub 20 en Colombia.

En el deporte tenemos la autoconfianza y el afán de superación que al país le falta en otros órdenes sociales y políticos.