La construcción de una nueva Venezuela

“Se inició la construcción de una nueva Venezuela”. Son las palabras de Henrique Capriles, gobernador de Miranda, el estado donde hubo mayor ventaja de la Unidad sobre el PSUV de Chávez en las elecciones de hace una semana, palabras con las que el periódico El Universal abre en portada hoy lunes 5. Hugo Chávez admitió que perdió “feo” en tres estados. En 2012 hay Presidenciales y de momento la oposición ha obtenido más votos que el gobierno en estas últimas elecciones. Noto en este maravilloso país mucha más esperanza que cuando estuve hace tres años.

Ayer el vuelo de las 14.40 salió y llegó puntual de Barajas a Maiquetía, el aeropuerto de Caracas. Estuve leyendo la guía de Venezuela de Lonely Planet (espero tener ocasión de visitar el Museo de Arte Contemporáneo, considerado el mejor de Iberoamérica) y el libro ¿Qué nos hace humanos? del Dr. Michael Gazzaniga. Un magnífico libro.

Esta actualización de los últimos avances en la neurociencia cognitiva, didáctica, entretenida y profunda, se compone de cuatro partes: Los fundamentos de la vida humana (qué nos separa de los primates y del resto de animales), Recorriendo el mundo social (la importancia de las relaciones sociales9, La gloria de ser humanos (el papel del arte) y Más allá de las constricciones actuales (la tecnología en el próximo futuro).

Los humanos poseemos un cerebro de 1.300 gramos; el de un chimpancé es de 400 gramos. Pero ademas, nuestra neocorteza es inusualmente grande (más del 80% del total cerebral). Y sobre todo, la conectividad. Eso es lo que nos hace humanos: la capacidad de aprender. “Un cerebro no sirve de mucho si no tiene lengua” (Proverbio francés).

El bipedismo hizo posible el habla (Robert Provine, CursivaUniversidad de Maryland) al romper el vínculo entre el ritmo respiratorio y el paso, permitir la flexibilidad para regular la respiración y por tanto el habla. La mielinización de una parte de un cerebro hasta más allá de los 60 años (Francine Benes, Harvard) hace posible que sigamos aprendiendo.

Cerebro social: “Es bueno frotar y sacar brillo a nuestro cerebro con el de los demas” (Michel de Mantaigne).Como escribe Gazzaniga, “somos seres sociales hasta la médula (…) Para sobrevivir y prosperar, tuvimos que convertirnos en seres sociales”. El altruismo es una ventaja para a supervivencia (hoy por ti, mañana por mí). El “altruismo recíproco” es una gran prueba de inteligencia y es muy raro en el mundo animal.

Robin Dunbar, de la Universidad de Liverpool, ha demostrado que el tamaño del grupo social es determinante: cuanto mayor es la neocorteza, más grande es el grupo social. El de los chimpancés es de 55; el de los humanos es de 150 personas. Para Dunbar, el papel del chismorreo es similar al del despioje en los primates. Los humanos pasamos el 80% del tiempo de vigilia en compañía de otros. El contenido de las conversaciones (según Nicholas Emler, London School of Economics) es entre el 80-90% sobre otros individuos. “¿Alguna vez ha escuchado a alguien de la mesa de al lado o en la cola del supermercado hablar sobre Aristóteles, mecánica cuántica o Balzac?”, se pregunta Gazzaniga. Dos tercios del contenido de las conversaciones son revelaciones íntimas. “El chismorreo es un policía y un maestro. Sin él, el caos y la ignorancia camparían por doquier” (Jonathan Haidt, Universidad de Virginia).

El lenguaje. Según el antropólogo Robbins Burling, centrado en el liderazgo: “Necesitamos nuestro mejor lenguaje para conseguir amantes”. El cortejo verbal para hacer publicidad de tus encantos (¿no es a esto a lo que llamamos “poner en valor”?).

El autor dice que si un extraterrestre viera uno de nuestros informativos pensaría que los humanos somos mala gente: violentos, amorales, sin propósito en la vida. El 95% de nosotros nos llevamos bien, no nos gusta matar, engañar, robar ni abusar de los demás. Tenemos “una brújula moral” en nuestro interior, porque los estímulos negativos aumentan nuestra presión sanguínea, el gasto cardíaco y el ritmo del corazón (Paul Rozin y Edward Royzman, U. de Pennsylvania). Los acontecimientos negativos son potentes, complejos, repentinos y pueden ser contagiosos. Por eso los valoramos más (sesgo de negatividad).

Ética: Haidt y Craig Joseph, de la Northwestern U., han propuesto cinco módulos morales universales: la reciprocidad (las emociones conectadas son la simpatía, el desprecio, la cólera, la culpa, la vergüenza y la gratitud), el sufrimiento (las virtudes son la compasión y la bondad), la jerarquía (el estatus: las virtudes son el respeto, la lealtad y la obediencia), las fronteras entre endogrupo y exogrupo (coaliciones), y la pureza (defensa contra la enferemedad). Sam y Pearl Oiner, de la Humboldt State U. estudiaron qué motivo a los europeos que salvaron a judíos durante el Holocausto: el 52% por filiación a grupos (coacliciones), el 37% por empatía (sufrimiento) y sólo el 11% por principios (pensamiento racional).

Mimetismo emocional: para Antonio Damasio, es la emoción lo que causa el sentimiento (pensamiento consciente). Los niños asumen el humor de sus madres. Los humanos tenemos autoconciencia desde los 18 meses.

El arte. En el libro aparece una preciosa cita de Louis Nizer: “Un hombre que trabaja con sus manos es un obrero; un hombre que trabaja con sus manos y su cerebro es un artesano; un hombre que trabaja con sus manos, su cerebro y su corazón es un artista”. Gazzaniga nos cuenta que “el arte es un enigma que se resiste a la explicación de si exclusivamente humano”. Nancy Aiken, de la Ohio U., divide el arte en cuatro componentes: artista, la obra, el observador y el valor que el observador concede a la obra. Donald Norman, de la Northwestern U., considera que hay tres niveles de belleza: de superficie, operativa o conductual y reflexiva. Para Goeffrey Miller, las artes son el resultado de la selección sexual. La belleza es biología. “No había tiempo suficiente para que la herencia humana se enfrentara a la enormidad de nuevas posibilidades contingentes reveladas por una inteligencia superior. El arte llena el vacío” (E. O. Wilson).

La autoconciencia. Para John Kihlstrom y Stan Klein, de la U de California en Santa Bárbara, hemos de distinguir entre el yo conceptual, el yo como relato que hemos construido, el yo visto como una imagen y una red asociativa con información sobre rasgos de personalidad, recuerdos y experiencias almacenados por la memoria episódica y la semántica. El resto de los animales no tiene metacognición.
En el futuro, la tecnología nos ayudará con implantes, porque el cerebro tiene una enorme plasticidad, pero hay límites.

Dos preciosas citas finales en el epílogo del libro: “Ésta es mi simple religión. No hay necesidad de templos; no hay necesidad de complicadas filosofías. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón, es nuestro templo; nuestra filosofía es la bondad” (Dalai Lama) y “Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio” (Santiago Ramón y Cajal). Los seres humanos estamos empezando a conocer nuestras reales capacidades, gracias a libros como éste.

Además he visto en el avión dos películas, Sunshine, una de ciencia ficción de Danny Boyle (director de Slumdog Millionaire), interesante, y La decisión de Anne, una preciosidad de peli dirigida por Dick Cassavettes con Cameron Díaz, sobre una hija con leucemia y su hermana pequeña que le sirve de donante. Maravillosa, muy emotiva. Toda una sorpresa.
Mis agradecimientos a Nelson, Morelba, Juanjo y el equipo de Air Europa de este vuelo