Marketing del amor

Hoy me he llevado la alegría de leer que en el mes de julio Euskadi ha batido el récord de visitantes. 257.133 personas entre hoteles y alojamientos de turismo rural (11’8% más que el año pasado, el mes con mayor entrada de turistas desde que existen estadísticas). El conjunto del año superará los dos millones, porque en cada uno de los siete primeros meses se han mejorado los datos del año anterior. Según la directora vasca de Turismo, Isabel Muela, la ausencia de atentados contribuye a transmitir la imagen de una comunidad tranquila, con baja delincuencia y alta seguridad. Para el concejal de Cultura de Donosti, el ambiente político más calmado y la tranquilidad en las calles contribuye a que los turistas acudan al País Vasco. Me alegro muchísimo, porque Euskadi es uno de los sitios más bonitos del planeta.

Hablando de turismo, me ha interesado mucho el artículo de Jaled Abdelrahim, “Hagamos el ‘marketing’ del amor”, sobre Jesús Gatell, director del Husa Princesa, presidente de la Asociación Empresarial de Hoteleros de Madrid desde 1997 y presidente de la comisión de turismo, ferias y reuniones de la Cámara de Comercio regional. A sus 65 años, lleva desde los 14 en el sector. “Tengo la suerte de hacer lo que más me gusta y divertirme con ello”. Nacido en La Secuita (Tarragona), de familia humilde y numerosa, de adolescente dormía en la azotea del Park Hotel, en una litera junto a otros seis hombres de servicio. Cita a Tom Peters: “El cliente de hoy quiere ir más lejos, más rápido y más barato”. No es muy partidario de la estrategia de bajo coste, porque “a la larga, con los precios bajos salvamos nuestras cifras, pero no la rentabilidad. Tenemos que ganar dinero para mantener las instalaciones, los puestos de trabajo, la formación… Competir en precios con países con un turismo emergente como Marruecos, Turquía o el Caribe es un error. Nuestros costes operativos son europeos, no podemos competir en precio. Lo que debemos hacer es diferenciarnos haciendo cosas nuevas, innovando e investigando”. En 2006 publicó su segundo libro, Marketing del amor, donde explica que el futuro del sector pasa por lo emocional. “En los 80 existía el marketing de masas y en los 90 el marketing de segmentos. Ahora, el marketing personal. Hay que despertar los buenos sentimientos del cliente. No vendemos productos ni marcas, es un error. Tenemos que ser capaces de despertar una emoción, una sensación, un recuerdo, cosas del corazón. Y para conseguir eso hay que dirigirse al huésped con sinceridad, generosidad, cercanía y amabilidad. ¿Acaso no hace eso una persona cuando está enamorada? Pues eso, hagamos el marketing del amor”. Me ha gustado comprobar que para Jesús Gatell los sábados son sagrados, y los dedica a sus tres nietas (ya se perdió buena parte de la infancia de su hija por trabajar demasiado). Hace años tuve la ocasión de conocer a Jesús y le hicimos una propuesta para los hoteles madrileños. Voy a retomar el contacto, porque sintonizamos en esto de las emociones.

También en El País, entrevista de Gregorio Belinchón a mi amigo Nacho Vigalondo, que está en su segundo largometraje, Extraterrestre. Describe el mal amanecer de una pareja, que se despierta en la misma cama sin recordar qué pasó la noche anterior, sin conocerse de nada y en medio de una invasión alienígena. Seguro que está muy bien, como Los cronocrímenes. Ha estado en su Cabezón de la Sal (Cantabria) natal y en la Feria de Málaga. Ha rodado en tres semanas, a destajo, en digital. “La muralla que había en torno al cine español ya no existe”.

En El Mundo, de la entrevista de Cote Villar al juez de la Audiencia Nacional Grande-Marlaska, tres perlas: “A la hora de tomar decisiones tienes que ser firme, no puedes contentar a todo el mundo”, “Es anormal que todos sepamos quién es Andreíta. Tenemos una sociedad barata y vulgar”, “Rubalcaba es más sexy que Mourinho”.

En el mismo diario, la conversión de la Real Academia Española de Gastronomía en corporación de derecho público, equiparada con otras reales academias. “La alimentación es la variable más importante después del código genético” (Rafael Ansón, presidente de la RAEG).

Y doble página, central, de Antonio Teixeira sobre presentadores que son restauradores (Florencio Solchaga, Agustín Bravo) en el que se habla largo y tendido de La vinoteca, en Pozuelo, el restaurante que mi amiga Belinda Washington inauguró hace más de 10 años con su marido Luis y al que he tenido el gusto de ir en alguna ocasión. Una delicia, con 25 vinos diferentes que se renuevan cada mes, y platos exquisitos. Belinda no para de estudiar y de preparar proyectos. En septiembre estrena “Cómplices, el musical”, que no me pienso perder. Aunque lo que tiene que hacer es un magazine de cuatro horas en directo. Talento como el de Belinda Washington no nos sobra.

He ido a ver Salt, de Phillip Noyce, a la mayor gloria de Angelina Jolie (un petardo más que violento que ensalza la superioridad de los espías rusos respecto a la CIA y al FBI, que no se enteran –al menos, en la cinta).

Pep Guardiola ya tiene otra SuperCopa (4-0 al Sevilla). Y la liga empieza en una semana. De momento, Mourinho le da nuevos toques a Benzema: “Llegas dormido a las 10 y sigues dormido a las 11”. Suena al capítulo Anelka. Me sigue sorprendiendo que el club blanco no tenga un plan de acogida para sus cracks como Dios manda. En una empresa, sería imperdonable.

Mis agradecimientos de hoy a Belinda, Nacho, Jesús, Fernando y Rafael. Gente emprendedora donde los haya.