Distintas visiones sobre el coaching

Hoy y mañana, en Burgos, en varias sesiones de coaching como consecuencia de un feedback 360º para altos directivos de una de las principales empresas de la provincia.

Juanma Roca, en La Gaceta, titula La gestión del compromiso como escuela de liderazgo. El “Guggenheim” de Banesto y añade: “600 directivos de la entidad financiera reciben sesiones de coaching para mejorar sus competencias como ejecutivos. El artículo explica cómo Banesto (mejor banco de nuestro país en 2008, según Euromoney) está gestionando el compromiso a través del proyecto de calidad directiva, que afecta a los más de 9.800 profesionales de la entidad. Fernando Muñoz, subdirector general, considera que el plan es similar “a cómo un contenedor, el Guggenheim, transformó Bilbao”. El modelo no es de un proceso de RRHH, sino un proceso jefe-colaborador, y el objetivo final es que el negocio se apropie de ese proceso, con tres premisas fundamentales:
- el diálogo fluido entre jefe y empleado,
- el desarrollo de las siete competencias de liderazgo definidas por Banesto y la valoración (que no evaluación) desde la confianza y el respeto,
- un proceso de coaching a 600 directivos por parte de 12 coaches (11 externos, 1 interno).

El plan, recalca Fernando Muñoz, busca cambios de comportamiento a largo plazo, para no mandar sino dirigir.

Hoy también, Marta Matute escribe en Cinco Días La crisis llena de ejecutivos las consultas de los psicólogos. “Los vaivenes económicos han puesto en jaque la salud mental de los ejecutivos y financieros de medio mundo. (…) España no podía ser una excepción. Eso sí, aquí al terapeuta se le llama coach y a la consulta, sesión de entrenamiento (entre 400 y 1.000 euros). Y cita a Javier Cantera: “El coach se ha convertido en el sustituto del psiquiatra.” “La tensión dispara el insomnio y los errores en la toma de decisiones, por eso es conveniente recurrir al pensamiento ingenuo que practica el coaching”, opina Lluis Casado, de Mediterráneo Consultores.

¿De qué estamos hablando? Con todos los respetos hacia la periodista y los opinantes de este último artículo, el coaching es desarrollo personalizado (como lo practica Banesto y más del 40% de las grandes empresas españolas, las que mejores resultados consiguen) y no terapia suave practicada por psicólogos. Llamemos a las cosas por su nombre: la terapia es otra cosa y debe ser tomada (como el coaching), muy en serio.

Creía superada esta etapa, pero de vez en cuando vivimos coletazos de involución. Es evidente que el coaching es una herramienta, un conjunto de técnicas, para que el directivo que lo hace bien lo haga cada vez mejor. Cuando el estrés y la depresión abruman, no es cuestión de coaching sino de psicoterapia.

Se ve que los superhéroes están de moda (en la taquilla americana, la última de Batman, El caballero oscuro, arrasa: 155’3 millones de dólares (4.266 salas) en los tres primeros días, record absoluto; se esperan grandes cifras de Hancock, Hellboy 2 como lo han sido IronMan o Hulk), pero en la vida (empresarial) cotidiana, no vale para nada ir de superhéroe. Los mejores ejecutivos que conozco son personas humildes, humanas y con sentido del humor.

El coaching es un método normal, para gente normal que, ayudados por un espejo, apalancan sus fortalezas y aprovechan sus oportunidades de mejora a partir de la reflexión, el descubrimiento, un plan de acción y la generación de hábitos. Ni más ni menos.