Actualizaciones (I)

I Seminario para Directivos Docentes, organizado en el Hotel New York de Disneyland París por Pearson Educación, en el que tengo el privilegio de participar como ponente. Participan 74 profesionales, directores y jefes de estudio de los mejores colegios del país. Ayer tarde salimos de la estación de Charmatín, rumbo a París (a la estación de Austerlitz), donde llegamos esta mañana a las 9.

Entre el viaje en tren y el día de hoy he podido leer un par de libros (curiosamente, ambos de Pearson Educación) que son actualizaciones de una primera edición de hace siete años.

Uno de ellos es Funky Business Forever, “remake” (por los mismos autores) de Funky Business. Un libro que en su día me impactó, me entusiasmo y permitió dar un salto cuántico en los libros de gestión empresariales, puesto que era tan profundo como desenfadado. En este septenio he tenido la ocasión de tratar directamente con Jonas Riddestrale y Kjell Nordstrom, los “padres” de la criatura. Estos profesores de la escuela de Estocolmo, megagurús europeos, apostaban en 2001 por un mundo en el que talento hacía bailar al capital. ¿Qué cambiado desde entonces? Según ellos, en ese momento estaba en su apogeo el frenesí puntocom, las Spice Girls no pensaban en reunirse porque no se habían separado, Al Gore no era un paladín medioambiental sino un vicepresidente insípido que jugaba sin arriesgar. Desde entonces, el fin de la burbuja tecnológica, el 11-S, 8 años de Bush y las economías BRIC (Brasil, Rusia, India, China) a toda velocidad.

Funky Business, como dicen Nordstrom y Ridderstrale, “encontró el tono”. Sin duda. Esta actualización, subtitulada Cómo disfrutar con el capitalismo, va en la misma línea. “Fue una experiencia extraña, como encontrarse con un viejo amigo en un bar y descubrir que aún tenemos mucho en común, aunque su estómago haya crecido, su pelo haya desparecido y sus gustos hayan cambiado”. Mis admirados suecos se hacen eco en esta obra (y no tanto en la anterior) del cambio climático, del exceso de información (“la URSS cayó porque Moscú no podía controlar el flujo de información que entraba y salía del país. La profusión de información supuso que ni el poderoso sistema soviético pudiera controlar por más tiempo a su tiempo”), del valor de la libertad y de varias otras verdades: el tsunami de lo barato (“Wal-Mart es una gran noticia para Gucci”), la época de las mujeres (la Evolución, término de Faith Popcorn), la lista de solteros (el 64% de los hogares de Estocolmo y el 42% de Londres), un mundo de ciudades (“los estados nacionales son perfectos para organizar juegos olímpicos o copas del mundo, pero han dejado de ser útiles como indicadores económicos”), diversión total (estamos en la época del entretenimiento), competencia genérica, América por encima de todo (sigue siendo el generador económico del mundo, porque absorbe los mejores talentos), el conocimiento tácito manda (se ha hecho más vital), el próximo nivel de especialización del trabajo, capitalistas anónimos, interactividad total, simple silencio (“la gente está sedienta de la soledad contemplativa”), el material es el medio, vidas automontables (“la libertad es el virus imparable”), alimento para el alma, comercio-e(mocional), márgenes grises (“los sesentones son los nuevos treintañeros”), RIP S.A. (la tecnología permite sistemas globales autoorganizativos), el tú en red (“la búsqueda de la autenticidad es cada vez más apremiante”). 19 tendencias en las primeras 26 páginas.

Funky Business nos hablaba y nos habla de que Marx ha triunfado (por eso, dicen ellos, el libro no triunfó en USA). Tenía razón porque hoy los trabajadores son dueños de los medios de producción: de sus cerebros. Bill Clinton y Tony Blair la llamaron “la guerra fría del conocimiento”. En la guerra de Irak, los más brillantes no han estado diseñando operaciones militares, sino tratando con los medios (como el general de brigada Vincent Brooks). Los negocios funky son globales, competitivos (MBA = Mediocres Bastante Arrogantes, nos cuentan R & N; por eso lo último es el MPA, con Maravillas Poco Arrogantes), diferenciadores, renovadores, con líderes auténticos (“El jefe ha muerto. El dinosaurio ejecutivo –como atestigua David Brent en la serie The Office- está oficialmente extinguido (obviamente, los miembros de la especie suelen ser los últimos en darse cuenta de que sus días están contados. Ya no podemos creer en un líder que afirma saber más de todo y tener siempre la razón.”)

Las fuerzas que han cambiado este mundo son la tecnología (hace 15 años, el mayor cliente de Silicon Graphics era el Ejército USA; ahora es Mickey Mouse; la ley de Moore + la ley de Metcalfe + Ley de Coase = fin de la jerarquía),; el B2B es cinco veces mayor que entre empresas y clientes), las instituciones (partidos, empresas, familia) y los valores (Lucero veneraba el trabajo, Confucio la sabiduría y Buda la solidaridad horizontal): “Nuestro planeta está siendo Paris-Hiltonificado”. Los tres motores han creado un mundo internacional basado en el conocimiento (yo diría que más bien en el talento).

“Vemos televisión para averiguar quiénes somos, para tranquilizarnos y asegurarnos de que somos mejores mental, física o económicamente que los freaks que aparecen en pantalla” (ese punto de vista de los gurús suecos lo comparte mi amigo Juan Luis Galiardo).

Estamos en la sociedad del exceso: Disney (donde me encuentro) fabrica un producto nuevo cada cinco minutos. Sólo el 1’5% de la población activa trabaja fuera de su país de origen (en la Unión Europea, el 2%): el capital sigue fluyendo con más libertad que la gente. En el 2000, Dell renovaba inventario anualmente 52 veces; hoy, 107 veces al año. De la educación. De las tribus. De la individualización. El ganador se lo lleva todo: 300 multinacionales cuentan con el 25% de los activos del planeta.

La empresa funky está enfocada (la receptividad humana es de 10 MB. Nuestro procesamiento consciente de información es de 32 bits por segundo), con valores -el capital psicológico (confianza, esperanza, optimismo y capacidad de recuperación) es más importante que el capital intelectual (educación, experiencia)-.

El talento es escaso. Según Nathan Myhrworld, antes en Microsoft y ahora presidente de Intellectual Ventures, en la sociedad del conocimiento, la diferencia entre lo mediano y lo realmente solía ser de 1:2. Ahora es 1:100 o 1:1000. Según el Corporate Leadership Council, el porcentaje de competentes de una organización está entre el 0’6% y el 0’06%.

El más importante nivel de globalización, nos cuentan los “Funky”, está en la actitud. En innovar, reinventando la estrategia, mediante la velocidad. La Creatividad es la Diversidad al cuadrado.

Me quedo finalmente con las siete características de la empresa funky: más pequeña, más plana, temporal, horizontal, circular, abierta, medida (el control no desaparece; se hace más indirecto).

Tareas clave del Liderazgo (siempre según estos autores):
1. La selección
2. Anticiparse
3. Motivación
4. El crecimiento
¿A que parece el Chiki-Chiki?

“La educación de los empleados no está creciendo un 100% más rápido que el mundo académico, sino un 10.000%.”

Se trata de tomar el control de nuestras vidas, de ser único, de hacerse empresa, de estar conectado, de gestionar los sueños… de sentirse funky.

“Las personas tienen una enorme necesidad de arte y de poesía que la industria no comprende” (Albertro Alessi). “Las marcas y el marketing forman parte de la experiencia estética extendida. Las marcas que conectan emocionalmente con la gente pueden contar con precios del 20 al 200% mas altos que sus competidores más “racionales””. La empresa emocional apela a la razón, al afecto, a la intuición y al deseo.

Mañana hablaré del otro libro actualizado, de una compatriota y amiga.