Todos estamos invitados

Esta mañana he ido al cine, en sesión matinal de domingo, a ver Todos estamos invitados, la última película de Manuel Gutiérrez Aragón, que ha recibido el premio del jurado en el Festival de Málaga.

Con guión de Ángeles González-Sinde y del propio Gutiérrez Aragón, la cinta trata de los amenazados por la banda terrorista ETA. Presenta a un etarra, José Jon (Óscar Jaenada) que sale herido al intentar saltarse un control policial. Queda herido en el lóbulo frontal y pierde la memoria. Por otro lado, un profesor de la Universidad del País Vasco, Xabier Legazpi (José Coronado) recibe un “aviso” de ETA, lo que le provoca un miedo cerval, que su pareja, Francesca (Vanesa Encontrada) no puede mitigar.

El argumento está basado en hechos reales (un terrorista que perdió la memoria durante un atentado contra camiones franceses). Pese a que se rodó durante la mal llamada tregua, hubo técnicos y actores que se negaron a participar por miedo. “Manolo, yo vivo aquí”; le dijeron al director de Torrelavega.

La película no ha sido muy bien tratada por la crítica. La han acusado de incluir algunos personajes demasiado planos (el entorno etarra, que Óscar Jaenada no sea del todo creíble como terrorista amnésico). Sin embargo, a mí me ha gustado mucho. Me ha parecido una película valiente, en la que se denuncia no sólo cómo campan por sus anchas los terroristas y sus redes (abogados, etc), sino el silencio compartido por muchos (en la cinta, los compañeros de la sociedad gastronómica, que “no hablan de política” y miran para otro lado). “Las personas amenazadas salen poco en las noticias, a no ser que mueran”, ha declarado Manolo Gutiérrez Aragón. El simbolismo (el valor de la comida, el papel de la iglesia, la labor de los héroes anónimos), el personaje de Francesca (la terapeuta siciliana pareja de Coronado en la película) y los algunas escenas concretas (la “confesión” del etarra ante el cura, los diálogos en la sociedad gastronómica o cómo la ertzaintza fomenta la “autoprotección”) ya hacen que la película merezca la pena. Para el director, hacer este thriller político es un “deber ciudadano”. Muy propio de quien mejor ha sido capaz de mostrar a Don Quijote.

Nuestro cine se ha prodigado poco en el retrato del terrorismo de ETA. Apenas recordamos algunas películas como La muerte de Mikel (de Imanol Uribe, 1984), Días contados (también de Imanol Uribe, 1994), Asesinato en febrero (escrito por Elías Querejeta, 2001), La playa de los galgos (de Mario Camus, 2002) o La pelota vasca, la piel contra la piedra (Julio Médem, 2003). En tres décadas, apenas 30 películas; una situación muy distinta a Irlanda, con cintas de Neil Jordan, Ken Loach o Jim Sheridan. El total de éstas es el siguiente:

1977 Comando Txikia, José Luis Madrid
1978 Toque de queda, Iñaki Núñez
1979 El proceso de Burgos, Imanol Uribe
1979 Operación Ogro, Gillo Pontecorvo
1981 La fuga de Segovia, Imanol Uribe
1983 El caso Almería, Pedro Costa
1983 El Pico, Eloy de la Iglesia
1983 Euskadi hors d’État, Arthur Mac Caig
1983 La muerte de Mikel, Imanol Uribe
1983 Los reporteros, Iñaki Aizpuru
1984 Goma 2 José, Antonio de la Loma
1985 Golfo de Vizcaya, Javier Rebollo
1986 Amor de ahora, El Ernesto del Río
1987 La rusa, Mario Camus
1988 Ander eta Yul, Ana Díez
1988 Proceso a ETA, Manuel Macià
1989 Días de humo, Antxon Eceiza
1989 La Blanca Paloma, Juan Miñón
1991 Amor en off, Koldo Izagirre
1991 Cómo levantar mil kilos, Antonio Hernández
1993 Sombras en una batalla, Mario Camus
1994 Días contados, Imanol Uribe
1997 A ciegas, Daniel Calparsoro
2000 Yoyes, Helena Taberna
2001 El viaje de Arián, Eduard Bosch
2001 La voz de su amo, Emilio Martínez Lázaro
2001 Asesinato en febrero, Eterio Ortega
2003 La pelota vasca, Julio Médem

Todos estamos cordialmente invitados a reflexionar sobre el terrorismo y hacer todo lo posible para que acabe esta lacra de violencia sin sentido.