Últimos avances sobre el cerebro

Tras la lluvia, el viento y el frío que, entre otras cosas, ha desgraciado la Feria de Abril en Sevilla, parece que la primavera se instala de nuevo entre nosotros.

El neurólogo Oliver Sacks (74 años), que acaba de publicar Musicophilia: Tales of Music and the Brain, es entrevistado por Der Spiegel (aparece en la páginas de salud de El País). El Dr. Sacks afirma que los seres humanos somos una especie musical (el ritmo nos distingue de los demás animales). “El cerebro es dinámico; regiones concretas del mismo controlan o reprimen otras. Ahora bien, cuando se atrofia o sufre daños, puede aparecer algo inesperado, ya sea un ataque epiléptico, la aparición de una tendencia criminal o una repentina pasión por la música”. Oliver Sacks señala que no existe ninguna cultura en la que la música no tenga un papel importantísimo, porque la música es un producto cultural que aprovecha los fundamentos neuronales del cerebro humano. Los niños bailan desde los 2-3 años; los chimpancés no bailan. “La fuerza de la música y la plasticidad del cerebro confluyen de forma realmente desconcertante, sobre todo en los jóvenes”. La música es una medicina (personalmente, me impresiona muy positivamente el valor de la música en países como Sudáfrica y la República Dominicana). Sobre los móviles y los iPod, Oliver Sacks declara: “Antes la música tenía una función social. Me preocupa que se aleje demasiado de sus raíces y se consuma como si fuera una droga”.

En el mismo suplemento, Ester Riu explica que el ejercicio físico no sólo tiene efectos positivos sobre los músculos y el esqueleto, sino también sobre el cerebro. John Ratey, psiquiatra de la Universidad de Harvard, revela en su último libro Spark, the Revoluctionary New Science of Exercise and the Brain, que el ejercicio físico prepara y estimula las conexiones de las neuronas (la depresion las debilita; en la enfermedad de Alzheimer, los depósitos anormales de proteína beta-amiloide dañan y matan las neuronas). Mediante el ejercicio se produce BDNF, una molécula que actúa como fertilizante de neuronas. La depresión está asociada a un déficit de serotonina (neurotransmisor implicado en el estado de ánimo). El ejercicio no tiene efectos adversos como algunos antidepresivos, como pensamientos suicidas. La actividad física prepara el cerebro para el aprendizaje, mejora el humor y la capacidad de atención y reduce el estrés y la ansiedad. “No deja de sorprenderme observar cómo el cerebro puede repararse a sí mismo si movemos el cuerpo”, dice John Ratey.

Hasta la década pasada, con las investigaciones de Fred Gage en el Salk Institute de San Diego, no se sabía que el cerebro era plástico y puede generar nuevas neuronas (neurogénesis). Gage declara que “la actividad física actúa sobre la proliferación celular, que es la base de la creación de nuevas neuronas. (…) Hemos observado que con el ejercicio aumenta el ritmo de división de estas células”. Según este investigador, la circulación sanguínea juega un papel relevante. La neurogénesis tiene un impacto directo sobre la capacidad de aprendizaje, la memoria y la estabilidad emocional.

Según The New York Times, el impulso que lleva a una madre a querer y proteger a su hijo es una emoción poderosa que enciende el cerebro. Investigadores de Tokio han obtenido imágenes mediante resonancia magnética para estudiar los patrones cerebrales que se activan cuando aparece el instinto materno. Analizando 13 madres con bebés de 16 meses, han llegado a la conclusión de que las madres pueden distinguir a distancia las sonrisas y los llantos de sus propios hijos. Se desconoce si los padres tenemos respuestas cerebrales similares.

He leído el último libro de Alejandra Vallejo-Nágera, Psicología de la seducción. Esta psicóloga define seducir como “atraer el apoyo sistemático de la gente”. El seductor, siempre según esta psicóloga, actúa con dos poderosos imanes: aparenta ser exactamente como nos gustaría ser y nos bendice con su atención. Sabe cómo mirar, dónde mirar y qué mirar. “Toda seducción es una forma de comunicación persuasiva, pero no siempre es amoral, manipuladora, ni se dirige a una meta orientada exclusivamente al triunfo amoroso o sexual”. Alejandra nos recuerda que Napoleón aplica la batería de técnicas seductoras a gran escala, para atrapar las ideas y las sensibilidades de las masas.

El “truco infalible”, para la autora, es “fichar la emoción favorita del oponente: una vez cazada, hay que fertilizarla para hacerla crecer y brillar en una proporción jamás experimentada anteriormente por la otra persona”. Efectivamente, para la influencia hace falta empatía. “Es relativamente sencillo descubrir la emoción favorita y secreta de otra persona. Está ligada a su mayor preocupación. “El fallo que, de eclosionar, reventaría el pilar sobre el que se apoya la valoración completa de sí misma”.

Alejandra Vallejo-Nágera utiliza la clasificación en nueve arquetipos de Robert Green en The Art of Seduction (2001), con cinco parámetros sin los que la fascinación sería imposible: provocación, misterio, elegancia, control emocional y castigo. Los nueve son:

- Afrodita. La emperatriz de los sentidos. Su sueño es conseguir la protección emocional, física y económica. “Su principal atractivo yace en la contradicción entre sugerencia y apariencia”. Es desde los arquetipos jungianos, el/la intelectual equivertida (en el diversigrama son “las gacelas”; en el eneagrama, el número 6). Coquetea con la ambivalencia. Su mensaje es: “si te comportas como un héroe, quizás puedas hacerme tuya”.
- El Vividor. La aventura intensa y peligrosa hecha persona. Adora sobresalir, ama que lo idolatren… Explota un punto de desvalimiento (“no puedo contenerme”). Su herramienta es la habilidad con las palabras. Es narcisista e impaciente. Para el diversigrama sería “el león” y para el eneagrama, el 3.
- El Rescatador: “el ángel que soluciona los problemas, el héroe y la heroína capaces de deshilachar la maraña emocional en la que muchas veces se nos hunde la vida”. Su frase es “déjalo en mis manos”. Su aproximación no es erótica sino psicológica. Escucha con atención y se mantiene distante al mismo tiempo. Es, según Jung, el extrovertido emocional. Para el eneagrama, el 2. Para Karen Horney, el tipo cooperador. En el diversigrama le llamamos “el buey”. Para seducir a los rescatadores, más que admirar la ayuda que presta, valorar sus cualidades internas: su generosidad, sensibilidad con los sentimientos ajenos, romanticismo, energía y expresividad.
- El artista: Como Picasso, Dalí, Frida Kahlo o George Sand. Aires andróginos, mirada peculiar, sentido estético, arte de la insinuación… enaltece sus defectos y los convierte en una virtud. Son para Jung los introvertidos intuitivos. “Soy especial, tengo estilo y poseo toques de distinción”. En el diversigrama les llamamos “cisnes” (el 4 en el eneagrama).
- El encantador: son los motivadores por excelencia, los ases del optimismo y del disfrute de la vida. Su herramienta es dar las gracias. Se parecen a los rescatadores, pero son una máquina en movimiento. Son unos genios de las frases cortas con moralejas largas. Es “la mariposa” en el diversigrama y el 7 en el eneagrama.
- El intelectual: llevan un laboratorio en la cabeza. Seducen con la lucidez de un concepto, con la síntesis, con su capacidad cognitiva. Ofrecen sabiduría y estimulación intelectual. Son el búho en el diversigrama y el número 5 en el eneagrama.
- El encantador: el oasis de la afabilidad y la cohesión. Si el rescatador busca aprobación y amor, el encantador desea paz. Odia la confrontación. Persiste inamovible e impasible. Es visceral equivertido, el 9, “el delfín”.
- El líder: el líder carismático es un galante tiburón, con convicciones y la debilidad de sus discípulos. Es fuerte, enérgico. En personalidad sana, ofrece pasión, valentía, clarividencia y amparo. Intuitivo y extrovertido: el 8 en el eneagrama, “el toro” en el diversigrama.
- El divo: el rey del estilo, del esplendor y la exclusividad. El glamour. Como Mike Jagger, Alfredo Kraus, Nijinsky, Andy Warhol… Es el 1, “la abeja”.

La segunda parte de Psicología de la seducción trata de los temperamentos (sanguino, melancólico, colérico y flemático en la terminología de Hipócrates; intuitivo, emotivo, pensador y sensitivo, en la de Jung), la tipología de Karen Horney (tipos huidizos, tipos conciliadores y tipos agresivos) y el eneagrama. Incluye el SEDIG (Stanford Enneagram Discovery Inventory Guide), de David Daniela y Virginia Price, y el test de control emocional, de Roberto Colom y la autora. Un libro muy útil. Como tantas veces, al utilizar adjetivos calificativos está caragado de juicios de valor (el divo suena peor que el líder o el encantador).

Este libro, junto con Encantado de Conocerme, de Borja Vilaseca y El jardín de Babel, de Marta Romo y un servidor (ambas obras, comentadas en este blog) forman una especie de trilogía actualizada para conocernos mejor.